Aunque las autoridades chinas han esquivado revelar la identidad de la última persona detenida, medios canadienses aseguraron que se trata de Sarah McIver, quien trabajaba como profesora en China, y que su arresto se debe a problemas con su visado de estancia en el país.
La detención de la hija del fundador de Huawei, hace unas semanas en Canadá, despertó una tormenta diplomática. Las autoridades chinas confirmaron hoy la detención de una mujer canadiense, el tercer ciudadano de esa nacionalidad arrestado en territorio chino desde que empezara el caso con el gigante tecnológico, el pasado 1º de diciembre.
Durante la rueda de prensa diaria del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, su portavoz Hua Chunying indicó que una ciudadana canadiense había sido «sancionada de manera administrativa por trabajar ilegalmente» en el país asiático.
«Creo que este caso es distinto», incidió la portavoz gubernamental, quien argumentó que en los casos de Michael Kovrig y Michael Spavor se trataba de «actividades que ponían en peligro la seguridad nacional de China».
Preguntada por si el arresto de la canadiense se debió a un problema con su visado, la portavoz de la cancillería china alegó no tener conocimiento de la situación particular de la mujer.
Aunque las autoridades chinas han esquivado revelar la identidad de la persona detenida, medios canadienses aseguraron que se trata de Sarah McIver, quien trabajaba como profesora en China, y que su arresto se debe a problemas con su visado de estancia en el país.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, afirmó durante una rueda de prensa que el caso «parecía» ser diferente al de los otros dos detenidos con anterioridad y no parece tener relación con la seguridad nacional china.
Los medios canadienses informaron que Ottawa estaría realizando gestiones para conseguir el regreso de McIver lo antes posible.
Trudeau defendió que las autoridades canadienses no hayan criticado de forma pública a China pese la detención de sus ciudadanos en aparente represalia por el arresto de una alta ejecutiva china, para evitar agravar así su situación en el país asiático.
«A veces, politizar o amplificar el nivel de discurso público puede ser satisfactorio en el corto plazo, pero no contribuirá al resultado que todos queremos, que es que los canadienses estén seguros», explicó el mandatario.
Canadá y China están enzarzados en un conflicto diplomático desde el arresto de Meng, que se produjo el pasado 1º de diciembre durante una escala en el aeropuerto de Vancouver.
Meng fue arrestada a petición de EE.UU., que quiere solicitar su extradición acusada de un supuesto fraude para violar las sanciones impuestas a Irán.