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La hora de los indecisos

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Algunos votantes han pospuesto su decisión hasta el último momento, aumentando el nerviosismo de las campañas y disminuyendo la precisión de las encuestas. EFE/Archivo
Algunos votantes han pospuesto su decisión hasta el último momento, aumentando el nerviosismo de las campañas y disminuyendo la precisión de las encuestas. EFE/Archivo

Karl Becker lleva meses en busca de un líder, pero solo ha encontrado dudas. Forma parte del 7 % de votantes indecisos, un grupo que se resiste a elegir entre los candidatos más impopulares de la historia de Estados Unidos y que puede ser decisivo en las elecciones, siempre que salgan a votar.
Becker puede presumir de haber dado pie al único momento amable entre Hillary Clinton y Donald Trump en una campaña llena de ataques personales: tuvo la oportunidad de hacerles una pregunta durante el segundo debate presidencial, y les pidió citar algo que admiraran del otro. Pero sus respuestas no le ayudaron a tomar una decisión.
«Necesito que me demuestren que pueden ir más allá de la negatividad, que tienen capacidad de liderazgo», dijo Becker, de 49 años, en una conversación telefónica con Efe.
El titubeo de Becker resulta incomprensible para quienes tienen claro su voto desde hace meses, dada la polarización que ha generado la candidatura de Trump y lo sobradamente conocida, para bien o para mal, que es Hillary Clinton en Estados Unidos.
Pero estos no dejan de ser los candidatos presidenciales más impopulares de la historia moderna de EE.UU., y alrededor del 60 % de los estadounidenses tiene una opinión negativa de cada uno de ellos, según una encuesta de la semana pasada del Washington Post.
«Desgraciadamente, los estadounidenses van a votar por el menor de dos males», opinó Becker, que no se define ni como demócrata ni como republicano.
La «apatía» de este ejecutivo de ventas de San Luis (Misuri) no es solo una reacción a los ataques personales que han ensuciado las campañas de Trump y Clinton, sino que proviene de la sensación de que les falta «humanidad» y «compasión» por los problemas de los estadounidenses.
«No veo que tengan interés de corazón en nada que no sean ellos mismos», resumió Becker, quien aún así siente que es «su deber» emitir mañana su voto y ya ha descartado votar por algún candidato de los terceros partidos.
«Probablemente tomaré mi decisión el 7 de noviembre», aseguró.
Igual que él, algunos votantes han pospuesto su decisión hasta el último momento, aumentando el nerviosismo de las campañas y disminuyendo la precisión de las encuestas, pero otros no tienen en absoluto claro si acudirán finalmente a las urnas.
Es el caso de Carolyn Garavente, que se inclina un poco más por Trump pero está «llena de dudas» y aún no sabe si votará, a pesar de vivir en Carolina del Norte, un estado donde hay un empate estadístico entre los candidatos y cada voto puede ser crucial.
«Me queda muy poco tiempo para decidir lo que quiero hacer», afirmó a Efe la joven de 24 años, una republicana que desde el comienzo tuvo dudas sobre Trump y sigue pensando que «ningún candidato está cualificado para ser el próximo presidente».
Garavente ha pensado en votar por Clinton, pero el «escándalo de sus correos electrónicos» le hace dudar de que pueda «gestionar información confidencial», y eso le preocupa «más que las palabras de Trump» y su carácter polémico e impredecible.
Los jóvenes como ella son, según varios estudios, el grupo demográfico que tiene más indecisos, entre ellos muchos que respaldaron al senador Bernie Sanders en las primarias demócratas y consideran a Clinton demasiado conservadora.
Para muchos expertos que están analizando el grupo de alrededor del 7 % de los votantes que siguen indecisos, la gran pregunta es hacia qué lado de la balanza se inclinarán.
«Los votantes que deciden tarde suelen repartir sus votos casi equitativamente entre los dos partidos», apuntó a Efe un profesor de políticas en la Universidad de Buffalo (Nueva York), Jim Campbell.
Pero estas elecciones son atípicas, y «el grado de controversia que rodea a ambos candidatos ha inflamado la división» en el país, hasta el punto de que hay «muchas razones para votar en contra de cada uno de ellos», añadió Campbell, autor de un libro sobre la polarización política en EE.UU.
Eso ha aumentado el número de indecisos, que era inferior en las elecciones de 2012, y puede incrementar la abstención, que de por sí suele ser altísima en los comicios estadounidenses, porque «las decisiones difíciles pueden posponerse o simplemente» descartarse definitivamente, señaló el experto.
No obstante, Campbell recuerda que «una gran mayoría de estadounidenses está insatisfecho con la dirección del país»: en concreto, un 70 %, según una encuesta de Gallup en octubre.
«Eso me hace sospechar -agregó- que estos votantes (indecisos) pueden inclinarse un poco más de lo habitual hacia los republicanos» incluso con Trump al frente, atraídos por su mensaje de cambio después de ocho años de presidencia del partido contrario.
Lucía Leal

Washington, 7 nov (EFE).-

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