Naciones Unidas, 23 sep (EFE).- La Cumbre del Clima celebrada hoy en Nueva York sirvió para recoger algunos compromisos de reducción de emisiones, un buen número de promesas financieras y, sobre todo, muchos mensajes sobre la voluntad de actuar de forma urgente para frenar el calentamiento global.
Más de 120 jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo se dieron cita en la sede de Naciones Unidas para demostrar su voluntad de cambio y responder a las preocupaciones de los cientos de miles de ciudadanos que salieron a las calles el pasado domingo para exigir medias contra el cambio climático.
«Nuestro deber es escuchar», dijo en una conferencia de prensa el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que reiteró la necesidad de actuar con urgencia.
Y al final de la cumbre pareció contento por los resultados, porque indicó, tras detallar algunos de los compromisos alcanzados, que la reunión de hoy demostró «que se puede hacer frente al desafío del cambio climático».
El diplomático coreano, impulsor de la cita, recordó al mundo que no se puede «negociar con la Madre Naturaleza» y aseguró que el tiempo para responder al calentamiento de la Tierra se está agotando y no caben excusas.
«No puede haber un plan B, porque no tenemos un planeta B», insistió Ban, adoptando una de las muchas consignas con las que los ciudadanos inundaron las calles de Nueva York el domingo.
Hoy la ONU dio la palabra también a gurús del cambio climático como el exvicepresidente de EE.UU. Al Gore y estrellas mediáticas como Leonardo DiCaprio, que reclamaron medidas inmediatas.
«No podemos esperar, pero sí hay razones para la esperanza; compartimos un consenso básico sobre el peligro que nos acecha. En los últimos años hemos avanzado con medidas que, aun siendo insuficientes, apuntan en la buena dirección; ahora toca acelerar el paso», dijo por su parte el rey de España, Felipe VI .
Entre los compromisos tangibles de la cumbre destacó el adoptado por 32 países y decenas de empresas para reducir a la mitad la pérdida de bosques en 2020 y detenerla totalmente en 2030.
La declaración, sellada entre otros por Estados Unidos, México, Francia, Chile, Colombia y Perú, prevé además recuperar más de 350 millones de hectáreas de tierras degradadas en todo el mundo, una superficie similar a la de India.
El sector público y el privado también anunciaron a lo largo de la cumbre un importante refuerzo de las inversiones y las ayudas para la lucha contra el cambio climático.
En total, los compromisos movilizarán más de 200.000 millones de dólares antes del final de 2015, según anunció la ONU.
Durante la reunión se recibieron ofertas por un total de 2.300 millones de dólares como capitalización inicial del Fondo Verde puesto en marcha para financiar acciones contra el calentamiento global, según informó Ban al clausurar la reunión.
Por su parte, la Unión Europea indicó que en siete años dará 3.000 millones de euros (más de 3.800 millones de dólares) en ayudas a los países más pobres para que actúen contra el cambio climático.
La necesidad de financiación para sus acciones y la de disponer de metas que no minen el crecimiento económico fueron los mensajes clave de los países en vías de desarrollo, que exigieron a los Estados más ricos que sean ellos quienes lideren el esfuerzo.
Así lo señaló en nombre del grupo G77 más China el presidente boliviano, Evo Morales, que recordó que las economías más industrializadas tienen una «responsabilidad histórica» en el cambio climático, mientras que los países en desarrollo son los que sufren más sus consecuencias.
«Ha llegado el momento de movilizar la mayor alianza de la historia para el clima y el desarrollo», dijo el presidente de Perú, Ollanta Humala, quien confió en que la conferencia sobre el clima que se celebrará en diciembre en Lima se cierre con un documento «claro y coherente» que siente las bases para un acuerdo global vinculante.
Las negociaciones de ese gran pacto, independientes de la cumbre de hoy, deberían culminar en París en 2015.
Para ello deberán salvarse las importantes diferencias que aún dividen a la comunidad internacional, principalmente a Occidente y las economías en desarrollo, especialmente los grandes emisores de gases como China y la India, que fueron precisamente dos de los pocos países que no estuvieron representados al máximo nivel en Nueva York.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, fue uno de los más críticos con las recetas de los países desarrollados para frenar el cambio climático y lamento que estos sigan «proponiendo soluciones capitalistas» para dar respuesta a un problema creado por ese modelo.
Mario Villar