La crisis ininterrumpida de la deuda soberana de la eurozona y el débil, o negativo, crecimiento del PIB son factores que amenazarán a las empresas de Europa, Oriente Medio y África (EMEA) en 2013, según un estudio de la agencia de calificación Moody’s publicado hoy.
La agencia observa también que «está aumentando el riesgo de que el malestar económico se extienda de los países del sur a los del norte de Europa».
En palabras de Jean-Michel Carayon, vicepresidente sénior de Moody’s y coautor del informe, es previsible que se mantenga el debilitamiento crediticio de los emisores y que a lo largo del año 2013 el número de bajadas de calificaciones siga siendo, probablemente, mayor al de subidas.
Moody’s augura que el bajo crecimiento, junto con las continuas medidas gubernamentales de austeridad, tengan «un efecto desalentador» en el consumo.
Esto afectará, dice la agencia en la nota en la que da cuenta del estudio, en mayor medida a sectores como los de proveedores de servicios de telecomunicaciones, distribuidores minoristas y fabricantes de automóviles.
La reciente ralentización del crecimiento en los mercados emergentes, especialmente China, será también durante el año que viene, en opinión de la agencia, una variable significativa en la evolución de la calidad del crédito para las industrias cíclicas, como las empresas químicas y los productores de acero.
«Esto podrá erosionar», se dice en el comunicado, «los ingresos de las empresas europeas que se han orientado a los mercados emergentes para compensar el lento crecimiento de sus mercados tradicionales en la Europa occidental».
La liquidez de las empresas seguirá siendo «bastante sólida en términos generales», pero es probable que se produzca un deterioro gradual en 2013 debido a la crisis de deuda soberana y a la continua restricción en el crédito como consecuencia del intento de los bancos de desapalancarse y aumentar sus ratios de capital, concluye Moody’s.