Toronto (Canadá), 20 ene (EFE).- La caída del precio del petróleo supondrá que Canadá dejará de recaudar en 2015 casi 15.000 millones de dólares canadienses (unos 12.532 millones de dólares estadounidenses) y añade más dudas a la promesa del Gobierno de un superávit fiscal este año, según un estudio divulgado hoy.
El informe de la Confederación Empresarial de Canadá indica que la caída de los ingresos del Gobierno federal será de unos 4.300 millones de dólares canadienses (unos 3.600 millones de dólares estadounidenses) y que las provincias del país perderán otros 10.000 millones (8.354 millones de dólares estadounidenses).
El desplome de los precios del petróleo, alrededor de los 50 dólares el barril, está afectando gravemente al principal motor económico de Canadá, la provincia de Alberta, donde se concentran ricos yacimientos de crudo en arenas bituminosas.
Se estima que las reservas de Alberta están entre las mayores del mundo, sólo por detrás de Arabia Saudí y Venezuela.
La caída del precio del petróleo puede tener graves consecuencias para el Gobierno del primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper, quien ha prometido que el país tendrá este año un superávit fiscal.
La semana pasada, el Gobierno de Harper anunció de forma inesperada que retrasará a abril la presentación de los presupuestos generales de este año fiscal, en vez de febrero como es tradicional, por la «inestabilidad de los mercados».
En noviembre, el primer ministro prometió un superávit fiscal de 1.600 millones de dólares canadienses (unos 1.336 millones de dólares estadounidenses) para este año.
Pero el ministro de Empleo de Harper, Jason Kenney, declaró durante el fin de semana que el Ejecutivo se verá obligado a recortar gastos y recurrir al fondo de contingencia para poder presentar unos presupuestos sin déficit.
Fuentes gubernamentales declararon hoy a los medios de comunicación canadienses que Kenney no hablaba en nombre del Gobierno y que Harper presentará unos presupuestos con superávit sin necesidad de recortar el gasto.
Está previsto que el mandatario convoque elecciones generales en octubre de este año.
Además del superávit fiscal, el primer ministro ha prometido al electorado el recorte de impuestos y ayudas fiscales que supondrán una caída de la recaudación del erario público de unos 4.700 millones de dólares canadienses anuales (unos 3.926 millones de dólares estadounidenses).
Sin embargo, los partidos de la oposición han señalado que las promesas electorales de Harper sólo benefician al 15 % de la población con más ingresos del país y que no será capaz de equilibrar el presupuesto sin recortar programas sociales.
La oposición también ha criticado la «obsesión» de Harper con el petróleo, lo que ha dejado la economía canadiense vulnerable a la caída de los precios del crudo.
Desde su llegada el poder en 2006, el gobernante ha favorecido el desarrollo de los yacimientos de Alberta a expensas de otros sectores económicos, como el manufacturero.
En 2012, Harper incluso retiró a Canadá del Protocolo de Kioto, siendo el único país que abandonó el tratado internacional tras su ratificación, para explotar «sin restricciones» los yacimientos de las arenas bituminosas, considerados una de las fuentes de petróleo que emiten más dióxido de carbono en el mundo.