Estados Unidos «se convertirá en 2017 en el primer productor de petróleo del mundo», por delante de Arabia Saudí y Rusia, lo que puede garantizarle durante años su posición de primera potencia económica mundial, dijo hoy a Efe el economista jefe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), Fatih Birol.
En su último informe, presentado hoy en Londres, la AIE pronostica que, gracias a la creciente liberación de petróleo ligero y gas de esquisto, EEUU incrementará su producción hasta el punto de convertirse en exportador neto de crudo para 2030, lo que tendría «enormes consecuencias para el panorama energético».
En entrevista con Efe, Birol confirmó que se percibe «un cambio radical» en el mercado mundial de energía en los próximos años, encabezado por Estados Unidos, Canadá e Irak, que afirman su liderazgo.
En Norteamérica, se trata de petróleo ligero de formaciones compactas o -en el caso de Canadá- de arenas bituminosas y gas de esquisto, que hasta hace poco no podían liberarse por la ausencia de tecnologías eficientes, seguras y económicamente rentables.
Con la aparición de nuevos métodos de extracción de estas fuentes no convencionales, EEUU, cuyos principales yacimientos se ubican en Dakota del Norte, se convierte en líder del mercado, lo que tiene efectos fundamentales sobre su economía.
Con autosuficiencia energética -lo que significa precios más bajos para su industria-, Estados Unidos aumenta su competitividad y podría mantener durante años su papel de primera potencia económica del mundo, incluso frente a su principal rival, China, según AIE.
«Los cambios en el sector energético estadounidense significan que su estatus económico mejorará muy rápido, ya que se fortalecerá su economía y el déficit podrá reducirse, al tiempo que el dólar se revalorizaría», estimó Birol.
Esto «permitiría a EEUU seguir siendo una superpotencia» y se demostrará que «los que eliminaron a este país de la ecuación energética mundial se equivocaron», incidió el economista.
No obstante, para alcanzar estas previsiones de autosuficiencia Estados Unidos debe combinar su creciente producción con el ahorro energético, lo que, según Birol, puede lograrse con las medidas de eficiencia introducidas por el Gobierno de Barack Obama.
De acuerdo con el experto, si se mantienen estas medidas se reducirá el consumo energético del transporte, sobre todo vehículos pesados y aviones, lo que haría caer la demanda nacional de energía y permitiría al país reducir sus importaciones hasta eliminarlas.
Este escenario planteado por la AIE para Estados Unidos, que actualmente importa un 20 % de sus necesidades energéticas, tiene como consecuencia que el país dejaría de importar crudo de Oriente Medio, lo que podría motivar un giro en su política exterior.
«Las importaciones de petróleo desde Oriente Medio, que constituían un porcentaje importante, en diez años bajan a casi cero, lo que tendrá efectos significativos en el mercado internacional de crudo e influirá en la política exterior», dijo Birol.
En este nuevo panorama energético vislumbrado por la AIE, EEUU y China, que también cuenta con fuentes de energía no convencionales, aumentan su competitividad en detrimento de Europa y Japón, donde el precio de la electricidad se mantiene alto debido «a las subvenciones a las renovables y el alto precio del carbón».
Además, apunta el economista jefe, «muchos países europeos, así como Japón, han abandonado la energía nuclear, que es más barata».
En cuanto al suministro al mercado mundial, el mayor contribuyente al crecimiento de la oferta, como ya adelantó la AIE en un informe previo, será con diferencia Irak, que tiene potencial para multiplicar su producción tras décadas de conflicto hasta llegar a los 8 millones de barriles diarios en 2035, con ingresos en ese periodo de hasta 5 billones de dólares.