Estados Unidos vetó un proyecto de resolución de la ONU que rechazaba la decisión de Donald Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, y que contó con el apoyo del resto de los miembros del Consejo de Seguridad.
Estados Unidos vetó hoy en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución que le pedía dar marcha atrás en el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y al traslado de su embajada a la ciudad.
El texto, presentado por Egipto, recibió el apoyo de14 de los 14 miembros del Consejo de Seguridad, pero Washington utilizó su poder de veto para impedir su aprobación.
El solitario veto interpuesto por la embajadora Nikki Haley revela el aislamiento de Washington tras el anuncio de Trump de mudar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén, ignorando los reclamos palestinos sobre la ciudad santa
Para Haley el voto en la ONU de la resolución contraria al reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel es un «insulto».
«Lo que hemos presenciado hoy aquí en el Consejo de Seguridad es un insulto. No lo olvidaremos», dijo Haley, describiendo la medida votada por el resto de los miembros del cuerpo como «un ejemplo más de que Naciones Unidas hace más mal que bien en el tratamiento del conflicto israelo-palestino».
La embajadora defendió que la medida de Trump sobre Jerusalén es una decisión «soberana» de su país y que supone un «reconocimiento de lo obvio»: que Jerusalén es la capital de Israel.
Insistió, además, en que «ningún país va a decir a Estados Unidos dónde podemos poner nuestra embajada».
La embajadora señaló que el movimiento no daña de ninguna manera el proceso de paz en Oriente Medio, que lleva años bloqueado, y consideró los mensajes en ese sentido como una «acusación indignante».
El veto de hoy fue el primero que ejerce la administración de Trump en el Consejo de Seguridad de la ONU. EE.UU. llevaba desde 2011 sin utilizar esta herramienta. «El hecho de que este veto se haga en defensa de la soberanía de EE.UU. y en defensa del papel de EE.UU. en el proceso de paz de Oriente Medio no es motivo de vergüenza para nosotros, debería serlo para el resto del Consejo de Seguridad», opinó Haley.
Aliados clave de Estados Unidos que integran el Consejo de Seguridad, como Reino Unido, Francia, Italia, Japón y Ucrania, votaron a favor de la medida al considerar que cualquier decisión sobre el estatuto de Jerusalén «no tiene fuerza legal, es nula y carente de validez y debe ser revocada».
Egipto presentó el texto que señala que el estatuto de la ciudad «tiene que resolverse por la negociación» entre Israel y los palestinos, en tanto pone de relieve las «preocupaciones profundas sobre las recientes decisiones sobre Jerusalén», sin mencionar explícitamente la decisión de Trump.
Estados Unidos, Gran Bretaña, China, Francia y Rusia son los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y pueden vetar cualquier resolución, que requiere nueve votos para su adopción.
La decisión del 6 de diciembre de Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel recibió una reprobación casi unánime de la comunidad internacional.
El movimiento Fatah, del presidente palestino Mahmud Abas, llamó a manifestarse dentro y alrededor de Jerusalén el próximo miércoles contra la visita del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, a Jerusalén.
Israel tomó el control de la parte oriental de la ciudad durante la Guerra de los Seis Días en 1967 y ve a toda Jerusalén como su capital, mientras los palestinos quieren el este como la capital de un futuro estado.
Varias resoluciones de la ONU exhortan a Israel que se retire del territorio apropiado durante la guerra de 1967 y reafirman la necesidad de poner fin a la ocupación de esas tierras.