Según el diario http://www.eltiempo.com, la temporada invernal llegó con toda su fuerza a la ciudad. Después de la granizada en la tarde del miércoles en gran parte del centro y sur de la ciudad, y del torrencial aguacero del martes en el centro oriente, son ya diez las localidades afectadas por encharcamientos, inundaciones, caída de árboles, colapso en redes y derrumbes.
Ayer, en San Cristóbal y Antonio Nariño, las redes de servicios públicos colapsaron por el taponamiento que causaron las pepas de hielo mezcladas con basuras, mientras que en sitios tan distantes como Fontibón y Villa del Prado (Suba), dos árboles cayeron.
El Jardín Botánico de Bogotá informó que entre el 20 y 27 de febrero de este año se registraron 40 casos de árboles tronzados de emergencia en las localidades de Suba, Usaquén, Engativá, Chapinero y Fontibón. En Kennedy, una vivienda tuvo que ser auxiliada por inundación.
Y es que la temporada de ‘verano’ (o de bajas lluvias, como reportan los expertos) terminó más rápido de lo esperado.
El martes hubo varios cortes súbitos de energía, se reportaron dos derrumbes, el estadio El Campín hizo agua y el partido entre Millonarios y La Equidad fue aplazado, en tanto que la suspensión de los vuelos en el aeropuerto El Dorado por las tormentas eléctricas en ese sector afectó la salida y llegada de naves.
En la carrera 1.ª este con calle 56, por la vía de los cerros orientales que lleva al Politécnico, sector del barrio El Castillo, en Chapinero, se presentó un derrumbe que puso en aprietos a las autoridades locales.
En Ciudad Bolívar, el barrio Divino Niño está bajo el monitoreo permanente de las autoridades locales por el desprendimiento de material que afectó dos viviendas. Allí, más de 60 personas trabajan en la mitigación.
Hubo cortes de energía en al menos tres sectores encharcamientos en cuatro localidades: Chapinero, Barrios Unidos, Teusaquillo y Engativá, pero ninguna emergencia por desbordamiento de quebradas o del río Bogotá.
La explicación técnica, según Cristian Arango, del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), es que este año hay una anomalía que se evidencia por la cantidad de precipitaciones de los últimos días.
Los vientos del Magdalena subieron con mucha humedad por la cordillera y, al entrar en la zona andina, se enfriaron, se condensaron y generaron nubosidad y lluvias.
Ese ‘choque térmico’, por decirlo de alguna manera, fue lo que ocasionó el torrencial aguacero de este martes y la granizada de ayer, lo que de una vez disparó las alarmas de los organismos de socorro y de salud.
(Además: Las imágenes que dejó la granizada del miércoles en Bogotá)
Hernando José Quintero Maya, alcalde de la localidad de Chapinero, dijo a EL TIEMPO que sí hay riesgo latente en el costado occidental del derrumbe, por dos edificios que dan al frente. Por ahora se trabaja en la mitigación inmediata y se valorará la situación con el fin de evitar, en caso de más lluvias fuertes, una emergencia.
Sin embargo, precisó que los recursos para realizar una mitigación definitiva solo se apropiarán en el presupuesto del 2018.
La sensación de ‘helaje’, como dice la mayoría de los ciudadanos, es generalizada debido a la intensidad de los vientos que por estos días golpean las calles capitalinas.
“Es un mes de transición a la llegada de la temporada de lluvias de marzo, con algunos intervalos de días secos (…). Lo que se ha visto es que podría estar por encima del caudal de lluvias normal”, advirtió el experto del Ideam.
Richard Vargas, director del Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (Idiger), indicó que por ahora no hay afectaciones mayores pero que hay monitoreo permanente en la zona montañosa de Ciudad Bolívar, Usaquén, San Cristóbal, Usme, Santa Fe y en los sectores de laderas, lo mismo que en las quebradas para evitar emergencias.