La ingeniera de sistemas de la NASA nacida en Canadá, Farah Alibay, solo pudo dormir un poco el domingo por la noche antes de que los nervios se hicieran cargo.
“A la una de la madrugada (lunes), estaba acostada allí y pensé, ‘simplemente no voy a dormir ahora, así que mejor voy a entrar y estar con el equipo’”, recordó.
Un par de horas después, esos nervios dieron paso a la euforia y al alivio cuando Alibay, que nació y se crió en Montreal, y sus compañeros ingenieros del Laboratorio de Propulsión a Chorro en Pasadena, California, recibieron datos e imágenes que confirmaban que Ingenuity, un helicóptero experimental de cuatro patas delgadas de la NASA, se había elevado sobre la polvorienta superficie roja de Marte, el primer vuelo controlado y propulsado por un avión en otro planeta.
“Para mí fue un montón de alegría, pero casi un poco de incredulidad por lo hermoso que fue ese vuelo. Era como una imagen perfecta”, explicó la ingeniera, mientras la adrenalina todavía corría por su cuerpo horas después.
A pesar de que el mini helicóptero de 1.8 kilogramos se elevó del suelo solo unos tres metros y permaneció en el aire durante solo 39 segundos, los científicos lo aclamaban como un momento de los hermanos Wright.
Los científicos explicaron que el vuelo histórico de 85 millones de dólares, a unos 287 millones de kilómetros de la Tierra, promete que los futuros helicópteros pueden servir como vehículos exploradores y de observación de astronautas cuando se encuentren con lugares difíciles y peligrosos.
También podrían ayudar a transportar paquetes entre tripulaciones humanas. En la Tierra, la tecnología podría permitir que los helicópteros alcancen nuevas alturas, haciendo cosas como navegar más fácilmente por el Himalaya.