En 1999, la revista Time colocó a Emmeline Pankhurst en su lista de las personalidades más influyentes del siglo XX.
“Ella modeló de una cierta forma la idea de la mujer contemporánea: cambió el orden social marcando un punto de inflexión”, dijo entonces la revista.
“La campaña de las militantes era absolutamente esencial para hacer avanzar el voto”, explicó Krista Cowman, profesora de historia en la Universidad Lincoln en Reino Unido. “Antes de esto, hubo 50 años de campaña pacifista que, en realidad, no sirvió para nada”.
Algunos historiados estiman que el rol jugado por las mujeres durante la Primera Guerra Mundial contribuyó más a la adopción de la ley de 1918 que las acciones de las sufragistas.
En los campos, en las fábricas, en las oficinas y en los comercios, las mujeres tomaron los puestos dejados por los hombres que partieron al frente. Su papel en la sociedad quedó profundamente transformado.
“Muchas feministas esperaban que su esfuerzo patriótico durante la guerra apoyara su demanda de acceder al derecho a voto”, afirmó el historiador Joshua Goldstein en el libro Guerra y género.
De hecho, al final de la guerra, fueron aprobadas las primeras reformas para una igualdad de derechos. “Esto marcó un inicio”, estimó.
“En la década de 1920, hubo una serie de leyes votadas en Reino Unido para mejorar las condiciones de vida de las mujeres, como el divorcio y la igualdad de acceso a algunas profesiones”, dijo.