La secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, defendió hoy airadamente la respuesta del Gobierno al ataque al consulado del país en Bengasi (Libia) y aseguró que ha tomado medidas para garantizar que no se repita un atentado similar.
En casi seis horas de testimonio ante dos comités del Congreso, Clinton se emocionó al recordar la llegada a EE.UU. de los cuerpos de los cuatro estadounidenses muertos en el atentado del pasado 11 de septiembre en Libia y también se irritó ante las acusaciones republicanas de que el Gobierno de Barack Obama quiso ocultar la causa del ataque.
Clinton reconoció que hubo «deficiencias» a la hora de gestionar las peticiones de más seguridad que el Departamento de Estado recibía del consulado en Bengasi antes del ataque, pero aseguró que «no hubo retrasos» a la hora de responder una vez que se produjo.
La titular de Exteriores no detalló cuáles fueron esas deficiencias, debido al carácter confidencial de gran parte de la información, pero recordó que el Departamento de Estado está implementando hasta 64 medidas para corregirlas y ha suspendido de su cargo a cuatro funcionarios.
Tras recordar que una investigación independiente ha determinado que «quedan preguntas por responder» respecto a la autoría y los motivos del ataque, la titular de Exteriores señaló que lo importante es que «hubo cuatro estadounidenses muertos».
«¿Fue debido a una protesta? ¿O debido a que unos hombres que daban un paseo esa noche decidieron que matarían a unos cuantos americanos? ¿Qué importa, realmente, en este momento?», respondió Clinton a una pregunta en su primera intervención, ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
«Nuestro trabajo es descubrir qué pasó y hacer todo lo que podamos para prevenir que vuelva a ocurrir», añadió Clinton, visiblemente enfadada.
Clinton aseguró que ella misma dirigió la reacción oficial al ataque la noche del 11 de septiembre y que «no se negó apoyo (a la misión) desde Washington ni desde las Fuerzas Armadas».
Sin embargo, admitió que no estaba al tanto de que el embajador de EE.UU. en Libia, Chris Stevens, que falleció en el atentado, había hecho los días anteriores varias peticiones de reforzar la seguridad en la misión.
«Yo no vi esas peticiones. No llegaron hasta mí. No las aprobé, ni las rechacé», señaló.
Aún así, reiteró que asume «la responsabilidad» del ataque y que para ella la seguridad de los diplomáticos «no es algo político, sino personal».
«Nadie está más comprometido que yo a corregir todo esto. Estoy determinada a dejar el Departamento de Estado y nuestro país más seguro y más fuerte», subrayó.
La de hoy fue la última comparecencia de Clinton ante el Congreso como secretaria de Estado, cargo que abandonará en las próximas semanas para cedérselo al senador demócrata John Kerry.
Su comparecencia, que estaba programada para diciembre pero se retrasó por un problema de salud, generó halagos a su gestión como jefa de la diplomacia, pero también rotundas críticas de algunos republicanos.
«Francamente, las respuestas que usted ha proporcionado esta mañana no son satisfactorias para mí», dijo el senador republicano John McCain, excandidato presidencial en las elecciones de 2008.
Rand Paul, un republicano que tantea presentarse como candidato a la Presidencia en las primarias de 2016, en las que se rumorea que también competiría Clinton en el frente demócrata, fue más allá.
«Si yo hubiera sido presidente en ese momento y hubiera visto que usted no leyó los cables diplomáticos que llegaban de Bengasi, la hubiera destituido de su puesto. Creo que es inexcusable», afirmó.
Las críticas republicanas surgieron después de que la embajadora ante la ONU, Susan Rice, achacara el ataque a protestas espontáneas por un vídeo antimusulmán, una versión que más tarde se cambió para atribuirla a militantes posiblemente vinculados a Al Qaeda.
Clinton informó hoy de que ella no eligió a Rice para que diera explicaciones ni revisó los comentarios que iba a ofrecer, pero defendió al mismo tiempo la actuación de esa diplomática.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, respaldó a la secretaria de Estado al indicar que «ha habido una obsesión política clara sobre una serie de comentarios (de Rice) que no tienen ninguna relevancia en los asuntos esenciales».
Washington, 23 ene (EFE).-