El gobierno de Ford se está desviando del camino hacia el equilibrio con un presupuesto electoral repleto de miles de millones de dólares en inversiones en hospitales, carreteras y tránsito.
El documento, que servirá como plataforma Tory durante una campaña que se espera que comience la próxima semana, hace que el partido proyecte que Ontario tendrá $19.9 mil millones en rojo este año, un déficit mayor que el que tuvo la provincia en el primer año de pandemia. Los conservadores progresistas no planean equilibrarse hasta 2027-28.
Eso a pesar de que la Oficina de Responsabilidad Financiera de Ontario aseguró recientemente que la provincia estaba en camino de equilibrar el presupuesto para el próximo año.
El ministro de Finanzas, Peter Bethlenfalvy, defendió el déficit y el enorme presupuesto de 198.600 millones de dólares y agregó que ahora es el momento de invertir y reconstruir.
La legislatura se suspendió hasta el 12 de septiembre después de que se presentara el plan de gastos récord, lo que significa que no se aprobará antes de que la campaña electoral comience oficialmente el 4 de mayo.
La líder del NDP, Andrea Horwath, acusó a los conservadores progresistas de presentar un presupuesto de «cebo y cambio» e indicó que introducirían recortes si fueran reelegidos.
En la vida previa a la pandemia del gobierno Tory, se centró en ajustar los hilos de la bolsa, con «encontrar eficiencias» como un estribillo clave de la campaña de 2018, y fue objeto de fuertes críticas en 2019 cuando el presupuesto de ese año hizo recortes radicales en el programa que solo se revelaron después de la presentación del documento.
El gobierno también logró reducir un gran déficit requerido por el gasto de COVID-19 en el primer año de la pandemia, reduciéndolo de $16.4 mil millones en 2020-2021 a $13.5 mil millones en 2021-22. Esas cantidades también estuvieron muy por debajo de las proyecciones iniciales.
Pero ahora, los conservadores planean hundir aún más a la provincia en el déficit, con un gasto en programas que crecerá en un promedio de 5,1% durante los próximos tres años, más que el promedio de 4,2% de los últimos 10 años. Está impulsado en gran parte por importantes compromisos de financiación para la infraestructura.
El gobierno ha prometido $158.800 millones durante 10 años para proyectos como hospitales, carreteras y tránsito, incluidos $20.000 millones solo este año.
En las semanas previas a la presentación del presupuesto, el gobierno anunció más de $2 mil millones en fondos para varios proyectos hospitalarios y un plan para gastar $1 mil millones durante tres años en atención domiciliaria.
Los proyectos de autopistas propuestos anunciados en el presupuesto incluyen un nuevo puente gemelo sobre el canal Welland en Queen Elizabeth Way, la ampliación de la autopista 401 en el este de Ontario comenzando en Pickering y Oshawa, Ontario, la ampliación de la autopista 17 desde Arnprior a Renfrew, Ontario, y la reconstrucción de un tramo de la autopista 101 en el norte de Ontario.
El documento contiene pocas ventajas nuevas para el bolsillo, especialmente en comparación con la plataforma del partido de 2018, que prometía facturas hidroeléctricas más bajas, un recorte del impuesto sobre la renta, aunque no todos se cumplieron.
Una sección presupuestaria sobre «mantener los costos bajos» se basa en gran medida en medidas previamente anunciadas, incluida la reducción del impuesto a la gasolina en 5.7 centavos por litro durante seis meses a partir del 1 de julio, que se espera cueste $645 millones, llegando a un acuerdo con el gobierno federal para proporcionar $10 por día de cuidado infantil promedio para 2025, y eliminando y reembolsando las tarifas de renovación de matrículas hasta marzo de 2020, a un costo de $1.8 mil millones.
Dos nuevas medidas de asequibilidad son un crédito fiscal propuesto para el cuidado de personas mayores en el hogar de Ontario, que otorgará a los beneficiarios hasta el 25% de los gastos médicos elegibles hasta un máximo de $1.500, y una mejora del crédito fiscal para personas y familias de bajos ingresos de Ontario.
Los conservadores proponen aumentar la cantidad bajo el crédito fiscal por bajos ingresos de un máximo de $850 a $875 y permitir que más personas califiquen. Actualmente, el beneficio se elimina gradualmente a una tasa del 10% para los ingresos de una persona por encima de $30.000 hasta $38.000 y el gobierno propone reducir esa tasa de eliminación al 5%, lo que haría que las personas que ganan hasta $50.000 califiquen.
Se estima que 1,1 millones de trabajadores de bajos ingresos verían un promedio adicional de $300 en desgravación fiscal para 2022, y se espera que la medida cueste $320 millones adicionales.
También proponen extender los créditos fiscales de cine y televisión a las producciones en línea.
