SARNIA, ONT. – El alcalde de Sarnia está pidiendo al gobierno federal que elimine las costosas pruebas de COVID-19, como requisito para los canadienses que regresan a Canadá desde los Estados Unidos.
“No entienden a las ciudades fronterizas”, indicó Mike Bradley sobre la decisión del gobierno de exigir pruebas a un costo que estima en más de 200 dólares por cada reingreso a Canadá.
Agregó que las familias transfronterizas serán las que más sufrirán.
Bob Vansickle, residente del área de Sarnia, confesó que él y su esposa Ann no han visto a los padres de su esposa desde febrero de 2020.
En ese tiempo, se han formado nuevas relaciones con los hijos nacidos en la familia, los seres queridos han muerto y sus suegros ancianos han tenido problemas de salud. La cruel ironía es que viven al otro lado del río St. Clair en Port Huron, MI.
“Desde entonces, mi cuñado falleció inesperadamente. No hemos podido lamentar su muerte. Mi suegro tiene demencia y su enfermedad realmente ha progresado desde entonces. Mi suegra ha desarrollado insuficiencia cardíaca congestiva y simplemente no estamos allí para poder ayudarla», explicó.
Estados Unidos ha anunciado que abrirá la frontera a los canadienses vacunados el 8 de noviembre. Vansickle dijo que su alegría por la decisión duró poco.
«Es algo que nos va a causar un problema real porque si buscamos entre $ 200 y $ 400 cada vez que nos hacemos la prueba, es demasiado prohibitivo poder viajar a los EE. UU. Todos los días», agregó.
Mientras tanto, Bradley espera que el ayuntamiento apruebe una carta que ha escrito al gobierno federal pidiendo un cambio de opinión.
“Estamos avanzando con la apertura de la frontera en ambos sentidos para las personas con doble vacunación. Ahora se encuentran en este laberinto burocrático, del cual es muy, muy costoso salir».
