Contrariando la decisión de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de boicotear las elecciones por considerarlas «un show fraudulento», Falcón se inscribió ante el poder electoral y desató una polémica sobre la conveniencia de su postulación.
«Me da tristeza que mientras la gente anda muriéndose de hambre (…) estemos los políticos tratando de atacarnos, que dejemos pasar esta oportunidad», dijo este miércoles al responder a las críticas.
Apenas se oficializó su candidatura, la coalición opositora MUD lo acusó en Twitter de dar un paso que «se aparta de la Unidad y del sentimiento democrático»: «No podemos convalidar un sistema electoral fraudulento», subrayó.
A tono con la MUD, gobiernos de Latinoamérica, Estados Unidos y la Unión Europea rechazan los comicios -adelantados por el oficialismo- aduciendo que no hay garantías de transparencia. Así es que Falcón queda en una posición incómoda también a nivel internacional.
Militar retirado de 56 años, Falcón, cuya candidatura fue lanzada por tres partidos minoritarios, es acusado por el oficialismo de haber traicionado el legado del líder socialista Hugo Chávez. Pero también despierta sospechas en la oposición por su pasado chavista.
«Está haciendo una jugada arriesgada, intentará formar un centro político distinto al chavismo y a la oposición radical (…) y que también el sector de los ni-ni (indecisos) lo apoye», dijo a AFP el experto en comunicación política, Andrés Cañizalez. Pero «puede salir con las tablas en la cabeza (fracasar)», agregó.
Según el privado Instituto Venezolano de Análisis de Datos, Falcón cuenta con 24% de preferencias frente a 18% de Maduro.
Sin embargo, analistas consideran que está lejos de ser un peligro real ante el vasto control institucional y social del gobierno, y al no contar con el aval de la MUD.
El «candidato necesario»
Falcón ha jugado en ambos equipos: tras una década de militancia, rompió con el oficialismo en 2010 criticando la revolución de Chávez. Luego fue jefe de campaña de Henrique Capriles cuando perdió por estrecho margen frente a Maduro en 2013.
«Es Cantinflas, que si soy que no soy», ha dicho sobre él Maduro.
Sin lograr despejar las dudas de muchos opositores, Falcón se dice seguro de ganar en estas elecciones. Para ello machaca que, según encuestas, 65% «quiere votar» y que el gobierno tiene 80% de rechazo.
«Vamos a unirnos en una sola consigna: salvar a Venezuela. Vamos a ganar para superar la situación de hambre generalizada, para recuperar la economía», dijo al postularse.
Su discurso de 40 minutos fue transmitido por la televisora oficial VTV, donde es inusual la difusión de declaraciones de opositores, pese a que se refirió a Maduro reiteradas veces como «el candidato del hambre» y lo culpó del colapso económico y social del país.
«Sin duda, el gobierno necesita de Henri Falcón, necesita que una figura relativamente conocida participe, que no sean puros candidatos de segunda o tercera», agregó Cañizalez.
Además de él hay cuatro candidatos casi desconocidos: el pastor evangélico Javier Bertucci y los chavistas alejados del oficialismo Reinaldo Quijada, Alejandro Ratti y Francisco Visconti.
El poder electoral extendió por 48 horas, hasta el jueves, el plazo para postularse, alimentando versiones -incluso de Falcón- de que existen negociaciones privadas entre el gobierno y un sector opositor sobre la fecha y garantías de los comicios.
«Estamos pidiendo que se postergue la fecha, exigiendo observación y no acompañamiento de las Naciones Unidas», aseguró Falcón en entrevista con Unión Radio.
Para el politólogo Luis Salamanca, todo eso es inútil y recuerda que en octubre pasado, Falcón fracasó en su intento de ser reelegido como gobernador del estado Lara. «Viene en declive», apuntó.
«Podrá sacar unos cuantos votos, pero caerá en el desprestigio: lo van a ver como parte de una comparsa que le permite a Maduro decir que es una elección con competidores», dijo Salamanca a una agencia de noticias.
Logre o no mejores condiciones, Falcón advirtió a Maduro que lo derrotará «con todo y sus trampas». Pero según algunos analistas, más bien puede estar firmado su defunción política.