El escándalo que salpica al presidente colombiano, Gustavo Petro, por las confesiones de su hijo Nicolás de que recibió dineros oscuros y que parte de ellos supuestamente fue a dar a la campaña presidencial de 2022, recuerda lo ocurrido en el país hace 28 años con el entonces mandatario Ernesto Samper que dio origen al «Proceso 8.000».
El primogénito de Petro, detenido el sábado, fue imputado por la Fiscalía por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito como parte de una trama de corrupción, tráfico de influencias y coimas que funcionó desde 2021 en Barranquilla, capital del departamento del Atlántico.
Junto con Petro Burgos fue detenida e imputada su exesposa Daysuris Vásquez, ella por lavado de activos y violación de datos personales.
Frases polémicas
Ernesto Samper ganó las elecciones de 1994 y asumió el 7 de agosto, pero antes de que pudiera acostumbrarse a las rutinas de Gobierno ya tenía la sombra de los llamados «narco-casetes», unas grabaciones de audio sobre la supuesta financiación ilegal de su campaña por el cartel de las drogas de Cali.
Por esas denuncias se le abrió en 1995 una investigación, el llamado «Proceso 8.000», número que le correspondió en los tribunales.
«Los colombianos pueden tener la seguridad de que, de comprobarse cualquier filtración de dineros, su ingreso se habría producido a mis espaldas», dijo Samper en una alocución televisada en julio de 1995.
El presidente se defendía así de la acusación de haber permitido el ingreso a su campaña presidencial de dinero aportado por los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, capos del Cartel de Cali.
Samper pasó los tres últimos años de su Gobierno defendiéndose de las acusaciones, un caso que le ocasionó a Colombia el aislamiento internacional, encabezado por Estados Unidos, que además descertificó por primera vez al país como aliado en la lucha contra las drogas y le canceló al visado al entonces presidente.
Pese a que el tesorero de la campaña de Samper, Santiago Medina, confesó que dinero del narcotráfico entró a las cuentas y de que decenas de políticos fueron condenados, la Cámara de Representantes cerró el proceso sin que el presidente fuera declarado inocente o culpable.
Al comprar hoy su situación con la de Petro, Samper dijo que los dos casos se parecen en que «somos inocentes respecto al movimiento de los dineros ilícitos en las campañas que nos eligieron y porque detrás de estas acusaciones, en ambos casos, está una intención conspirativa de la derecha para golpear dos Gobiernos progresistas».
El exmandatario dijo que una de las diferencias está en que la vicepresidenta «Francia Márquez y EE.UU., en el caso Petro, están con el Gobierno, lo cual le ayuda», mientras que su vicepresidente, Humberto de la Calle, renunció en medio del escándalo.
Santos y Petro
Otra frase para el recuerdo la pronunció el presidente Juan Manuel Santos (2010-2018) al referirse a aportes a su campaña de la constructora brasileña Odebrecht.
«No autoricé ni tuve conocimiento de esas gestiones. Me acabo de enterar», dijo Santos en marzo de 2017 y agregó: «Frente a la revelación de que hubo recursos no registrados en mi campaña de 2010, quiero expresar mi más absoluto rechazo y condena frente a ese hecho».
El gerente de las campañas presidenciales de Santos en 2010 y 2014, Roberto Prieto, fue condenado a cinco años de cárcel y salió libre en abril pasado, mientras que la Procuraduría General lo inhabilitó por 12 años para ejercer cargos públicos o contratar con el Estado y le impuso una multa de 50 millones de pesos (unos 12.400 dólares o 11.251 euros al cambio de hoy).
En el caso de Petro, tras la revelación que hizo «Day» Vásquez en marzo pasado de que el narcotraficante Samuel Santander Lopesierra, alias «el hombre Marlboro», le dio a Nicolás Petro una alta suma de dinero que, según la Fiscalía fue a parar en parte a la campaña presidencial, el mandatario tomo distancia de su primogénito y dijo que no fue él quien lo crió.
«Él se crió en Córdoba (…) estudió allá e hizo su universidad allá, derecho; realmente nunca tuvimos la oportunidad de convivir, no lo crié, esa es la realidad», aseguró el presidente en una entrevista con la revista Cambio en marzo.