Para sorpresa de nadie en el sector privado, una encuesta reciente de Leger reveló que los canadienses, en su gran mayoría, desean que el gobierno reduzca nuestra abultada fuerza laboral del sector público.
De los encuestados, el 47% dijo que quiere reducir la burocracia federal, que ha crecido en tamaño como una bola de nieve desde que Justin Trudeau se convirtió en primer ministro en 2015. Una vez que se eliminan los votantes indecisos, el número de personas que quieren una burocracia más delgada aumenta al 56%.
Según el reportaje del periodista de Postmedia Bryan Passifiume de esta semana, el servicio civil federal de Canadá aumentó en más de 10.000 nuevos puestos el año pasado. Este país cuenta ahora con un récord de 367.772 empleados públicos.
A principios de este año, el director de presupuesto parlamentario (PBO) Yves Giroux informó que la nómina del gobierno federal se ha disparado en más de 27 mil millones de dólares desde 2015, hasta un máximo histórico de 67,4 mil millones de dólares en 2022-23. En el año fiscal 2016-17, esa cifra fue de 40,2 mil millones de dólares. Si a eso le sumamos las generosas pensiones y beneficios que están incluidos en esos salarios para siempre, se trata de un crecimiento insostenible que perseguirá a los gobiernos futuros y a las generaciones que aún no han nacido.
Mientras que el tamaño del gobierno creció un 42%, la tasa de crecimiento de la población fue de sólo un 14%. Inexplicablemente, al mismo tiempo que el tamaño del gobierno creció, también lo hizo el número de consultores externos contratados para realizar tareas gubernamentales.
Según la PBO, el gobierno federal va camino de gastar una cifra récord de 21.600 millones de dólares en contratistas. Eso supone un aumento respecto de los 18.600 millones de dólares que gastó en consultores en 2022-23, frente a los 17.500 millones de dólares de 2021-22 y los 14.700 millones del año anterior. Sin duda, no debería funcionar así. Si el gobierno contrata a más consultores, debería reducir el personal a tiempo completo. Y viceversa.
También plantea la cuestión de la rendición de cuentas. En el centro del escándalo en torno a la excesiva cantidad de dinero gastado en el despilfarro de ArriveCAN se encuentran las preguntas sobre cómo el gobierno adjudica contratos a empresas externas.
Las empresas dirigidas por dos consultores en el centro del escándalo ArriveCAN han recibido más de 100 millones de dólares en contratos gubernamentales desde 2011, según un nuevo recuento del gobierno.
El dinero de los contribuyentes no es un buffet libre.
Tal como están las cosas, tenemos el peor de los mundos posibles: una burocracia gigantesca y un ejército de consultores externos que beben del dinero público
