El presidente iraní, Hasán Rohaní, y el papa Francisco abordaron hoy en el Vaticano el papel de Irán en la pacificación de Oriente Medio, en la primera reunión en 17 años de un líder iraní con un pontífice.
Hasán Rohaní se reunió durante 40 minutos con el papa para hablar también de «la conclusión y aplicación del acuerdo nuclear» entre las grandes potencias e Irán, según informó en una nota el Vaticano.
La imagen de Francisco y Rohaní sentados frente a frente en la Biblioteca del palacio pontificio, como la que protagonizaron en marzo de 1999 el entonces presidente Mohamed Jatami y Juan Pablo II, es una de las más significativas del deshielo de Irán con el mundo occidental tras la firma del acuerdo de limitación de su programa atómico.
Además de la aplicación del acuerdo nuclear, durante la reunión se habló del «importante papel que Irán está llamado a desarrollar junto a otros países de la región para promover adecuadas soluciones políticas a las problemáticas que afligen Oriente Medio», según el Vaticano.
Entre éstas, se destacó el papel de Irán para «contrarrestar la difusión del terrorismo y el tráfico de armas».
Ese tema también había sido puesto sobre la mesa en la reunión de esta mañana entre el ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Paolo Gentiloni, y su homólogo iraní, Mohammad Javad Zarif, quienes conversaron de «Oriente Medio, la lucha contra el terrorismo, el tráfico de drogas y la defensa de los derechos humanos».
Según el Vaticano, se habló de uno de los argumentos que el papa siempre ha destacado en sus discursos: «la importancia del diálogo interreligioso y la responsabilidad de las comunidades religiosas para la promoción de la tolerancia y la paz».
Esta mañana, durante una reunión con empresarios, Rohaní había asegurado que «las religiones nos enseñan que debemos aceptar todas las opiniones, valorarlas y elegir la que nos parezca mejor. Nos enseñan a que la iglesia, la sinagoga y la mezquita pueden convivir una al lado de la otra».
Durante el encuentro, considerado «cordial» por el Vaticano, también se hizo hincapié sobre «los valores espirituales comunes» y las «buenas relaciones» entre ambos Estados.
El papa no olvidó recordar a Rohaní «la acción de la Santa Sede a favor de la promoción de la dignidad de la persona humana y de la libertad religiosa».
La conversación se desarrolló con la ayuda de dos traductores, uno que traducía al papa del farsi al italiano, y una funcionaria de la embajada iraní -la única mujer de la delegación- que se encargaba de la traducción del italiano para el presidente de Irán.
Tras el encuentro privado, Rohaní presentó a su delegación compuesta por doce personas y después de intercambiaron los regalos que, por parte del mandatario iraní, fueron una alfombra persa hecha a mano y un libro de grandes dimensiones con miniaturas en su interior.
Por su parte, Francisco, como suele entregar a todos los jefes de Estado, obsequió a Rohaní con el medallón de San Martín de Tours y le explicó que es el ejemplo del dono a los pobres y de la «hermandad gratuita», le dijo.
También le regaló su encíclica «Laudato Si» sobre la defensa del medioambiente y se excusó por no tener una versión en farsi, por lo que le entregó el volumen en italiano y en árabe.
Al despedirse, Francisco agradeció la visita al presidente iraní y le dijo: «Espero por la paz», en una referencia al contenido de los temas que abordaron en la reunión.
Mientras, Rohaní se despidió pidiendo que rezase por él, aseguró que había sido «un placer» esta visita y le deseó buen trabajo.
La audiencia del papa con el presidente de Irán estaba prevista en el marco de la gira europea que había organizado para el pasado noviembre y que aplazó tras los atentados de París.
Rohaní llegó ayer a Italia y mantuvo entrevistas con el presidente del Gobierno, Matteo Renzi y el jefe de Estado, Sergio Mattarela, mientras que esta mañana se reunió con empresarios del país.
El mandatario iraní terminará mañana su viaje a Italia con destino a Francia tras una breve visita al Coliseo romano acompañado por el ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini.
Ciudad del Vaticano, 26 ene (EFE).-