Centenares de seguidores del presidente Daniel Ortega y paramilitares asediaron y agredieron este lunes a jerarcas católicos en la ciudad de Diriamba, al suroeste de Nicaragua, en un recrudecimiento de la violencia que deja unos 250 muertos en casi tres meses de protestas contra el Gobierno.
Los seguidores del Gobierno irrumpieron violentamente en la basílica de San Sebastián, en Diriamba, donde los eclesiásticos habían llegado a apoyar a un grupo de manifestantes que se atrincheraron el domingo ante el asedio de las fuerzas oficialistas.
“No queremos más tranques (bloqueos) de vías”, “asesinos”, “mentirosos”, gritaron los partidarios del Gobierno a la comitiva de religiosos, encabezada por el cardenal Leopoldo Brenes y el nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag cuando llegaron a Diriamba.
Ante estas agresiones, la Conferencia Episcopal de Nicaragua, mediadora y testigo del diálogo nacional, suspendió este lunes las mesas de trabajo creadas para superar la crisis en el país.
El nuncio, el cardenal y los obispos llegaron en caravana desde Managua para ayudar a liberar a las personas retenidas en la basílica, entre ellos médicos voluntarios que habían quedado atrapados desde el domingo en la iglesia tras la violenta incursión.
Los religiosos fueron rodeados por partidarios del Gobierno al llegar al templo, en cuyos alrededores había decenas de paramilitares. “No tenemos ningún arma, el arma aquí es la oración; ellos estaban atacando desde afuera”, dijo un miembro de cuerpo médico que estaba dentro de la basílica. Cuando los sacerdotes lograron abrirse paso entre la multitud para entrar a la iglesia fueron agredidos físicamente por los paramilitares y turbas sandinistas.
Entre las víctimas de la agresión está el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, así como periodistas nacionales y extranjeros que cubrían la visita. Báez dijo que “lo que está sufriendo nuestro pueblo” es mucho “más grave” de lo que a él le pasó, y reiteró que el llamado de la Iglesia es de “un alto a la violencia”.
“Es doloroso cómo no se respetan los derechos humanos de los nicaragüenses por parte” de los grupos armados, “es una falta de respeto para nuestros obispos”, dijo Álvaro Leiva, secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH).
Los obispos realizaron la visita luego de que al menos 14 personas murieron el domingo en un violento ataque de antimotines y paramilitares en las ciudades de Diriamba y Jinotepe, en el suroccidental departamento de Carazo.
Estos enfrentamientos contra manifestantes opositores ocurrieron después de que Ortega descartó el sábado adelantar las elecciones.
La Iglesia católica, que media entre el Gobierno y la Alianza Cívica, planteó adelantar los comicios de 2021 a marzo de 2019 a fin de salir de la turbulencia que envuelve al país desde que estallaron las protestas el 18 de abril.
En Washington, la OEA anunció que debatirá la situación en Nicaragua mañana, en una sesión del Consejo Permanente en la que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) informará sobre las labores del Meseni, el mecanismo creado para dar seguimiento a las recomendaciones de ese organismo para terminar con el clima de violencia desde el estallido de las protestas antigubernamentales en abril.
El secretario de la CIDH, Paulo Abrao, quien participará en la sesión, llamó el domingo a la comunidad internacional a atender la “crítica” situación en el país centroamericano ante la violenta represión de los manifestantes.