Paso Canoas (Panamá), 25 dic (EFE).- En la calle, sobre cartones, o en albergues, unos 800 cubanos han pasado la Nochebuena y pasarán hoy el día de Navidad en la frontera de Panamá y Costa Rica, no en su destino final, como esperaban.
«Pensaba pasar la Navidad en Estados Unidos, con mis familiares», dijo a Efe Saraí Santos, quien ha pasado la noche del 24 de diciembre acompañada de los amigos de su ciudad, Holguín, con quienes abandonó su isla el pasado 7 de diciembre.
No estará con sus familiares del Norte ni con sus dos hijos de 11 años, de los que se despidió con la esperanza de mandarlos a buscar una vez instalada en el país del sueño americano.
La mayoría de los cubanos que se agolpan en la localidad de Paso Canoas están alojados en unos cinco albergues habilitados por las iglesias Católica y Evangélica, para atender la demanda de los isleños que siguen llegando tras una sufrida travesía por la selva colombiana y la localidad panameña de Puerto Obaldía, en la comarca indígena Guna Yala.
Los migrantes cubanos, que arribaron en los últimos seis días sin poder seguir su viaje por Centroamérica, invocan la solidaridad de gobiernos de la región, como el de Costa Rica y Nicaragua, para continuar su viaje hacia Estados Unidos.
Desde el 14 de noviembre Costa Rica otorgó casi 8.000 visas de tránsito a inmigrantes cubanos que llegaron vía terrestre desde Panamá y que no han podido continuar su ruta por el cierre, un día después, de la frontera de Nicaragua, país que vio la medida de su vecino como un abuso sobre su soberanía.
Por su incapacidad de atender a más migrantes, Costa Rica anunció el viernes pasado que dejaría de otorgar estas visas temporales, medida que dejó varados en Panamá a casi 1.000 cubanos.
Entre ellos se encuentra Yovanka Montenegro quien llegó a Paso Canoas ese 18 de diciembre, cuando se cerraron las listas de los últimos que ingresarían a territorio costarricense.
La joven, originaria de Camagüey, pidió a los Gobiernos de Centroamérica que reflexionen sobre la situación de sus compatriotas.
«Que nos den una respuesta. No sabemos qué va a ser de nosotros, pero no queremos regresar», dijo Yovanka, y añadió, «no queremos que el Gobierno siga gastando en nosotros. Por nuestros propios medios podemos seguir caminando».
De no ser así, los isleños podrían sumar más del millar en los próximos días.
Jorge Michel Campos llegó el miércoles y esta Navidad solo quiere una cosa.
«Estamos aquí pidiéndole al presidente (nicaragüense) Daniel Ortega que por favor abra las fronteras para poder llegar a nuestro destino final. No estamos aquí porque queremos, sino por una situación económica que tenemos en nuestro país. Y nadie, nadie, quiere estar aquí», dijo a Efe.
Tampoco quieren seguir pasando las «vicisitudes» a las que se han enfrentado en el recorrido, como delata su estado físico.
Selena Rojas, de la Cruz Roja de Puerto Armuelles (cerca de la frontera), relató a Efe el desgaste físico que han sufrido los caribeños a su paso por la selva y el mar.
«Aquí vienen enfermos de muchas cosas, que voy a reservármelas porque es algo privado, ya usted sabe lo que puede ser. Puede haber niños con asma, presión alta, azúcar, gusanos en la piel, picaduras, tenemos que darles la ayuda a ellos porque son humanos», dijo la socorrista.
Rojas explicó que han recibido a los cubanos «en el nombre de Dios, con todo el corazón», principalmente a los niños y los ancianos, y después «a todos los demás. Aquí no dejamos a nadie afuera».
Contó que en semanas pasadas comenzaron haciendo una «pailita de comida» y después para 200, 300. El número se les ha ido de las manos. «Anoche durmieron 95 afuera», lamentó.
Los grupos como Cruz Roja y las iglesias solicitan agua, comida seca y útiles de aseo para continuar asistiendo a estas personas, porque la ruta no cesa.
La canciller panameña, Isabel De Saint Malo de Alvarado, aseguró el miércoles que el Gobierno acogerá a los migrantes que se encuentran en el territorio nacional, sin precisar cómo, y aseguró que la Administración trabajará en el exterior a favor de la apertura de fronteras «para permitir un flujo que ha existido siempre».
«Lo único que aquellos países que están cerrando su frontera están haciendo es (…) que los migrantes sigan su camino pero por los puntos ciegos que tienen las fronteras. Necesitamos encontrar una solución pronto porque es un tema humanitario», dijo De Saint Malo en una entrevista con el canal local Telemetro.
La imposibilidad de Costa Rica de hallar una solución para el tránsito exitoso de los migrantes ante el bloqueo de Nicaragua provocó el pasado viernes que el país anunciara su retirada de la mesa política del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), por lo que considera una falta de solidaridad de la región.
La crisis llevó a una reunión del SICA en México el martes, que no concluyó con propuestas específicas, y a otra que se celebrará el próximo lunes, 28 de diciembre, en Guatemala, nación que Costa Rica ha señalado por supuestamente negarse a ser partícipe de un puente aéreo sobre Nicaragua para permitir el tránsito terrestre de los cubanos.
En Panamá, los caribeños han expresado su gratitud de muchas formas por la comida y las pocas comodidades recibidas. Algunos conservan el buen ánimo, como Saraí Santos, quien aún cree que puede pasar una feliz Navidad, al menos con los amigos con los que creció en la Cuba que dejó atrás.