Los sindicatos griegos llevaron a cabo un paro general que incluyó además una serie de protestas nacionales contra un paquete de medidas de austeridad que se someterá a votación esta semana y que condenaría al país a más años de apretarse el cinturón a cambio de un rescate financiero internacional.
Los vuelos que llegaban al país y los que salían de éste se interrumpieron por tres horas en el comienzo de un paro de dos días que incluyó también el cierre de escuelas, así como la suspensión del servicio ferroviario y de transbordadores. Atenas se quedó sin transporte colectivo ni taxis, y los hospitales funcionaron únicamente con el personal de urgencias.
Más de 35,000 personas marcharon en dos protestas separadas que organizaron los sindicatos en Atenas. Otras 20,000 se concentraron para protestar en Salónica (Tesalónica), la segunda ciudad más grande del país. La policía se declaró en alerta ante la posibilidad de hechos de violencia, pues buena parte de las protestas contra la austeridad en los últimos tres años han derivado en disturbios.
Las protestas culminarán este miércoles, cuando los legisladores votarán sobre un paquete de recortes al gasto y aumentos a los impuestos, por un total de 13,500 millones de euros ($17,300 millones), que se aplicaría en los próximos dos años.
El resultado de la votación está en duda, ante las discrepancias en el gobierno de coalición instaurado hace cinco meses, y debido a la reticencia entre los legisladores de centro-izquierda a la aprobación de más medidas de austeridad. Pero el rechazo del paquete de ahorro dejaría a Grecia frente a la amenaza de incumplir con el pago de su colosal deuda.