La ensayista y periodista alemana Carolin Emcke apeló hoy a no apartar la vista ante las diversas formas de desprecio y fanatismo presentes en nuestra sociedad al recoger el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes 2016, que se entrega cada año al cierre de la Feria del Libro de Fráncfort.
«Todos somos responsables de todas las formas cotidianas de desprecio y denigración», dijo la premiada, quien subrayó que la respuesta el actual odio y fanatismo que se respira en la sociedad no puede quedar sencillamente relegada a los políticos.
Durante su discurso en la Paulskirche de Fráncfort en un acto con alrededor de mil invitados, entre ellos el presidente alemán, Joachim Gauck, Emcke, de 49 años, señaló que «la libertad no es nada que se posee, sino algo que se hace» y en ese sentido apeló a todos a comprometerse.
«No podemos permitir que nos conviertan en indefensos y nos dejen mudos», algo que, reconoció, no es posible lograr en solitario, porque «para ello todos en la sociedad civil son necesarios».
Al mismo tiempo dejó claro que «existe una relación entre la violencia y el lenguaje y la violencia y el silencio».
Asimismo, Emcke quiso confrontar a los «populistas y fanáticos» que exigen un «pueblo homogéneo» o una «religión verdadera» con lo «ambiguo» y lo «individualmente único».
«La diferencia no es un motivo suficiente para la exclusión» como «la semejanza no es motivo suficiente para derechos fundamentales», declaró.
La «patología social» de nuestro tiempo consiste en catalogar a las personas «según conceptos y colores de piel, según origen y religión, según sexualidad y físico», con lo que luego se justifica la exclusión y la violencia, advirtió.
«Los derechos humanos están exentos de condiciones. No pueden ni deben merecerse. No existen requisitos que deban cumplirse para que alguien sea reconocido y protegido como persona», subrayó.
Según Emcke, «el afecto o el rechazo, la aceptación o la aversión respecto a proyectos de vida, prácticas sociales o convicciones religiosas no deben desempeñar un papel».
«Esa es la esencia de una sociedad liberal, abierta y secular», agregó.
Por su parte, el presidente de la Asociación de Libreros Alemanes, Heinrich Riethmüller, calificó a Emcke de sobria cronista de «un mundo en rebelión».
«Escribe aquello que otros le cuentan y lo que ella misma siente con ello, es decir, con frecuencia miedo, rabia y desamparo», afirmó.
La ensayista y publicista ha sido distinguida con este premio, dotado con 25.000 euros (unos 27.200 dólares) y que se entrega desde 1950, por su contribución al diálogo social, según el argumento del jurado que otorga el galardón.
Emcke nació el 18 de agosto de 1967 en Müllheim an der Ruhr (este de Alemania), estudió Filosofía, Ciencias Políticas e Historia en Londres, Fráncfort y Harvard (EE.UU.).
Entre 1998 y 2006 perteneció a la redacción de la revista «Der Spiegel», fue enviada especial a varias zonas en conflicto y entre 2007 y 2014 colaboró con el semanario «Die Zeit» con reportajes y numerosos ensayos.
Su nuevo libro, «Gegen den Hass» («Contra el odio»), es una confrontación ensayística con el racismo y el fanatismo.
El Premio de la Paz de los Libreros Alemanes es uno de los galardones más reputados de Alemania y en su lista de premiados hay nombres como Hermann Hesse, Václav Havel, Karl Jaspers, Jürgen Habermas, Ernesto Cardenal, Jorge Semprún, Mario Vargas Llosa, Asja Djebar, Susan Sontag, Siegfried Lenz, Amos Oz, David Grossman, Liao Yiwu y Svetlana Alexiévich.
El año pasado el premio recayó en el escritor y orientalista Navid Kermani, alemán hijo de inmigrantes iraníes y musulmán, como representante del compromiso por la convivencia pacífica pese a las diferencias de origen o religión. Berlín, 23 oct (EFE).-
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