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El único país comunista de América toma las riendas de la Celac de manos del más abierto

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Fotografía cedida por la presidencia de Chile muestra al gobernante del país, Sebastián Piñera (i), saludando a su homólogo cubano, Raúl Castro, durante una reunión en Santiago de Chile. EFE
Fotografía cedida por la presidencia de Chile muestra al gobernante del país, Sebastián Piñera (i), saludando a su homólogo cubano, Raúl Castro, durante una reunión en Santiago de Chile. EFE

Cuba, el único país comunista de América, recibirá mañana la presidencia pro tempore de la Celac de manos de Chile, el país latinoamericano con el mercado más abierto, y después de una cumbre destinada a estrechar los lazos con la Unión Europea.
El hecho de que Cuba asuma la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), foro creado a instancias de Venezuela y del que son miembros todos los países de América salvo Canadá y Estados Unidos, tiene un especial significado, resaltado por varios de los participantes en la Cumbre Celac-UE que será clausurada hoy en la capital chilena.
El presidente boliviano, Evo Morales, recordó al llegar a Santiago el aislamiento regional que durante décadas padeció Cuba, que no ha querido regresar a la Organización de Estados Americanos (OEA) a pesar de haberse cancelado en 2009 su suspensión, decidida en 1962, en plena guerra fría, por los vínculos de Fidel Castro con el bloque del Este.
Sin ir más lejos, Cuba no pudo asistir a la VI Cumbre de las Américas celebrada en Cartagena de Indias (Colombia) en abril de 2012 debido a la oposición de Estados Unidos y Canadá y a pesar de las reclamaciones de los países latinoamericanos, incluido el anfitrión, para que fuera invitada.
Su revancha llegará este domingo cuando el presidente de Chile, Sebastián Piñera, le entregue la presidencia pro tempore de la Celac al jefe de Estado cubano, Raúl Castro, en una cumbre en solitario de gobernantes de los 33 países miembros después del encuentro de dos días con sus pares europeos.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, convaleciente en Cuba de una compleja operación por un cáncer, envió desde su lecho de enfermo un mensaje de «puño y letra» para la Celac, el organismo al que ha augurado un gran futuro como sucesor de la OEA, que será leído durante la Cumbre.
«A medida que pasen los años, (la Celac) va a dejar atrás a la vieja y desgastada OEA», dijo Chávez el 1 de diciembre de 2011, en vísperas de la constitución formal de lo que definió como «un arma para la integración económica, política y sobre todo social».
Aunque muchos eran escépticos sobre la posibilidad de que la Celac lograra consolidarse dadas las diferencias políticas y económicas entre sus miembros, ha cumplido ya un año y con Chile en la presidencia ha logrado una reunión de igual a igual con la UE, que atraviesa por una crisis financiera sin precedentes y quiere una «alianza estratégica» con una América Latina en pleno crecimiento.
La clave para el afianzamiento de la Celac ha sido el que sus miembros han dejado de lado sus diferencias para trabajar juntos.
«Hay miles de cosas para beneficiarnos mutuamente sin perjuicio de que cada uno administre su país de la forma que su pueblo eligió», apuntó el canciller chileno, Alfredo Moreno, hace un año.
A su llegada este sábado a Santiago, la mandataria argentina, Cristina Fernández, lo dijo con otras palabras: la presidencia cubana de la Celac «marca una nueva época, una América Latina y Caribe muy unidos, con diferencias, pero fundamentalmente con una sola concepción de unidad, progreso e inclusión social».
Las diferencias no se han borrado, pero en la cumbre con la Unión Europea no han salido a relucir, salvo en el caso de la demanda boliviana de una salida soberana al Pacífico por territorios que fueron suyos y que Chile ganó en una guerra a fines del siglo XIX.
Otras demandas por límites, problemas comerciales, políticos o de otra índole entre países de la Celac no se han planteado ante los europeos, como tampoco se ha ahondado en la brecha entre los modelos económicos y políticos de algunos países latinoamericanos y caribeños y los de la Unión Europea.
El boliviano Evo Morales dijo hoy a representantes de organizaciones no gubernamentales que no le gustan las cumbres a «puerta cerrada» y que en los debates ha escuchado, «como siempre, que la capitalización sería la solución a la crisis financiera, el libre mercado, la competencia» cuando él no cree en esos principios.
Más diferencias de modelo entre Chile y Cuba no puede haber: el primero un país volcado a la exportación, con un mercado abierto y una red de acuerdos comerciales que cubre prácticamente todo el globo terrestre, y el segundo, un país gobernado desde hace más de 50 años por un régimen sustentado en el Partido Comunista, único legal, y con una economía dirigida desde el Estado.
Raúl Castro, sin embargo, ha puesto en marcha un plan de reformas que ha abierto la puerta a la iniciativa privada en algunas áreas y ha permitido por primera vez que los cubanos que quieran salir del país lo hagan sin necesidad de permisos ni de jugarse la vida.
Antes de tomar las riendas de la Celac, Cuba logró en Santiago otra victoria: la declaración final de la cumbre con la UE incluye una alusión al embargo estadounidense.
Los países participantes rechazan firmemente «todas las medidas coercitivas de carácter unilateral con efecto extraterritorial que son contrarias al derecho internacional y las normas comúnmente aceptadas de libre comercio».
Ana Mengotti/Bogotá, 27 ene (EFE).-

 

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