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El repunte del conflicto rompe la tensa calma de los diálogos de paz en Colombia

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El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos (i). EFE
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos (i). EFE

Ofensivas militares, combates, ataques de guerra de guerrillas, secuestros y hasta liberaciones evidenciaron hoy un repunte del conflicto armado que rompió la tensa calma reinante hasta ahora en los diálogos de paz entre las FARC y el Gobierno de Colombia.
Mientras una parte del territorio colombiano se encontraba sumida en una compleja situación de orden público, los negociadores de las FARC y del Gobierno de Colombia reanudaban los diálogos de paz en el Palacio de Convenciones de La Habana, tras una semana de receso en la que los portavoces han cruzado severas acusaciones.
La jornada arrancó con intensos operativos militares de búsqueda de dos ingenieros y un topógrafo que el miércoles habían sido secuestrados por el frente 49 las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y, gracias a la presión ejercida, concluyó con la liberación de los tres trabajadores.
Por su lado, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, dijo hoy que las FARC se equivocan si «creen que a través de los secuestros van a tratar de presionar al Gobierno para lo que ellos aspiran, y es un cese al fuego».
«Todo lo contrario. Esto lo que nos estimula es a ser cada vez más contundentes. Eso que quede absolutamente claro», expresó a periodistas en Cartagena durante la presentación del Plan Integral de Seguridad para el departamento de Bolívar (norte).
Remarcó que «no vamos tampoco a regularizar, como dicen ellos, la guerra, ni a humanizarla como pretenden decir ellos, que quieren que nosotros hagamos algún tipo de transacción».
Reiteró que la orden a la Fuerza Pública es que debe ir «¡Con todo contra esta organización, no bajen la guardia un solo minuto!».
Señaló, además que el Gobierno, a través de las negociaciones de paz, espera acabar el conflicto.
«Esperamos que sea por las buenas, nos evitaremos mucho sufrimiento, mucha sangre, muchas vidas. Pero si vemos que por las buenas no se puede, continuaremos y la terminaremos por las malas».
El secuestro volvió así a colocarse en el ojo del huracán del conflicto armado interno, y pasó del campo de batalla en las selvas colombianas a los micrófonos en La Habana.
Los negociadores de paz de las FARC reivindicaron ayer su potestad de capturar «prisioneros de guerra» en el marco del conflicto, al tiempo que sus interlocutores del Gobierno pidieron llamar las cosas por su nombre y rechazaron que el «secuestro» pueda poner en riesgo el proceso de paz que se negocia en Cuba.
Y es que, además de los tres petroleros, las FARC tienen en su poder al menos a dos policías más que fueron hechos cautivos el pasado viernes también en el suroeste del país, en el Cauca.
Sin embargo, el número dos de la guerrilla, Luciano Marín Arango, alias «Iván Márquez», dijo hoy antes de comenzar la sesión en Cuba que la guerrilla no tiene «ningún reporte oficial» de sus fuerzas sobre el caso de estos dos policías que permanecen cautivos.
También se registraron combates en varios puntos del país, que en Antioquia, en el llamado «Nudo del Paramillo», dejaron a cinco guerrilleros muertos, y que en la región de Nariño, en Policarpa, le arrebataron la vida a cuatro soldados.
Pero a lo largo del jueves también se registraron ataques contra las infraestructuras eléctricas, uno de los puntos angulares de la estrategia de lucha armada de las FARC.
El comandante de Policía de Norte de Santander, el coronel Eliécer Camacho, aseguró que el frente 33 de esa guerrilla atentó contra dos torres de energía en el corregimiento de Tres Bocas, en la región del Catatumbo que es fronteriza con Venezuela.
Y el director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), Jorge Restrepo, confirmó a Efe que esta noche entrará en vigor un paro armado declarado por las FARC entre los departamentos de Chocó y Risaralda (oeste).
Para Restrepo, esta escalada del conflicto armado interno puede suponer una «crisis seria» para el proceso de paz, sin embargo opinó que el lugar para resolverlo no debería ser en ningún caso la mesa de negociaciones.
A su juicio, el Gobierno y las FARC deberían haber integrado en la hoja de ruta de los diálogos de paz un «mecanismo que responda a estos problemas».
El Gobierno y la guerrilla se sentaron a negociar bajo la premisa de que hasta que no haya acuerdos no cesarán las hostilidades, aunque las FARC han insistido en la urgencia de un alto el fuego bilateral.

Ana Gómez / Bogotá, 31 ene (EFE).-

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