Toronto (Canadá), 26 ago (EFE).- El primer ministro canadiense, Stephen Harper, aseguró a Arabia Saudí que mantendría en secreto la controvertida venta al país árabe de armamento fabricado en Canadá y valorado en miles de millones de dólares, informaron hoy los medios locales.
El periódico The Globe and Mail dijo hoy que Harper escribió una carta al entonces rey Abdalá bin Abdelaziz en la que el gobernante canadiense garantizaba al monarca que los detalles del contrato serían secretos.
En correspondencia oficial entre altos funcionarios canadienses a la que ha tenido acceso el diario, diplomáticos de Canadá en Riad resaltan que si Ottawa ofreciera información sobre la venta violaría «los términos del contrato».
La diplomática canadiense Aliya Mawani escribió en uno de los correos electrónicos que los términos del contrato, incluido su secretismo, fue «confirmado por escrito por nuestro primer ministro (Harper) en sus cartas al Rey (Abdalá)».
El periódico también señaló que los correos electrónicos que ha obtenido revelan que las autoridades canadienses realizaron grandes esfuerzos para mantener en secreto el contrato, que empezó a negociarse en 2009.
En 2014 se supo que Canadá había firmado un contrato con las autoridades de Riad por valor de 15.000 millones de dólares canadienses (unos 11.550 millones de dólares estadounidenses) para el suministro de vehículos blindados ligeros, conocidos como LAV y fabricados por General Dynamics Land Systems Canada.
El contrato, considerado como la mayor venta de armas al extranjero realizada por Canadá en su historia moderna, ha sido cuestionado por organizaciones de defensa de los derechos humanos, como Amnistía Internacional, que apuntan a Arabia Saudí como un violador habitual de los derechos humanos.
En mayo de este año, el director ejecutivo de la organización pacifista Project Ploughshares, César Jaramillo, también criticó el acuerdo y señaló que las leyes canadienses obligan a realizar una «exhaustiva valoración de derechos humanos» antes de permitir la exportación de material militar.
Jaramillo remarcó que el Gobierno canadiense no ha proporcionado informes sobre derechos humanos acerca de Arabia Saudí desde hace dos años y que Ottawa argumenta que incluso si hubiese realizado una valoración del país árabe la tendría que mantener secreta.
El contrato de armas con Arabia Saudí también subraya la negativa canadiense a firmar el Tratado de Comercio de Armas de la ONU que regula el comercio internacional de armas convencionales y que entró en vigor en diciembre de 2014.
Canadá es el único país de la OTAN y del G-7 (grupo de siete economías avanzadas) que no ha firmado el acuerdo.
El Gobierno de Harper ha argumentado que Canadá no necesita firmar el acuerdo internacional porque ya cuenta con sistemas de control de la exportación de armas.
Pero Amnistía Internacional ha indicado que precisamente la venta de los vehículos LAV a Arabia Saudí es una prueba de que Ottawa no impone límites a la venta de armamento en el extranjero.
«Si un país con un historial en derechos humanos tan abismal como el de Arabia Saudí puede recibir material militar canadiense, es difícil imaginar que tipo de récord necesita un país para ser rechazado como candidato», opinó Jaramillo.
Canadá ha justificado la venta de armas a Arabia Saudí porque «creará y sostendrá más de 3.000 puestos de trabajos directos» en el país.