Solo un camino conduce a Puna. El poblado del distrito de Tacabamba consta de dos docenas de casas repartidas por unos campos y senderos, y una escuela donde enseñó José Pedro Castillo Terrones hasta 2017. Desde aquí se tarda un día entero en viajar a la capital regional, Cajamarca, unos 200 kilómetros de distancia.
Nacido en Tacabamba en 1969, Castillo sirvió de joven en las Rondas Campesinas locales, patrullas organizadas por agricultores durante el apogeo del conflicto interno para proteger a las comunidades de los ataques guerrilleros en las décadas de 1980 y 1990, cuando las fuerzas armadas también como el grupo guerrillero maoísta Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Marxista-Leninista Tupac Amaru, aterrorizaron al Perú rural. El estado hizo poco para ayudar y muchos creen que el gobierno continúa desatendiendo a los pobres de las zonas rurales.
En 2002, Castillo fracasó en su intento de convertirse en alcalde de Anguia, la capital del distrito de Cajamarca. Pero en 2017 saltó a la fama como líder de una huelga de maestros a nivel nacional, desempeñando un papel clave en su éxito. Pedro Pablo Kuczynski, presidente en ese momento, finalmente cumplió con varias de sus demandas, incluidos salarios más altos.
Castillo ganó una escasa mayoría en la segunda vuelta presidencial del 6 de junio en Perú. Reclamó la victoria después de un recuento de votos prolongado. Su rival electoral, la autoritaria económicamente liberal Keiko Fujimori, cuyo padre encarcelado es él mismo un ex presidente , había hecho acusaciones de fraude y se comprometió a luchar contra el resultado. Pero el lunes, Castillo fue declarado oficialmente ganador y nuevo presidente de Perú.
¿Una amenaza para la democracia?
El partido de Castillo, Perú Libre, adopta un enfoque de vanguardia marxista-leninista hacia el socialismo, lo que ha llevado a algunos opositores al nuevo presidente a decir que temen que la democracia ahora pueda estar en peligro. Pero los miembros de la derecha en Perú siempre se apresuran a sostener que sus oponentes de izquierda están poniendo en peligro la democracia. Incluso hay una palabra para ello: «terruqueo», a menudo acusaciones infundadas de que los izquierdistas simpatizan con las organizaciones terroristas basadas en el comunismo.
Guillermo Bermejo, miembro de Perú Libre que fue electo al Congreso en primavera, sí tiene vínculos con Sendero Luminoso, según la fiscalía. «Somos socialistas, y nuestro camino hacia una nueva Constitución es un primer paso, y, si tomamos el poder, no lo vamos a dejar», dice Bermejo en una grabación que dice se hizo hace un año. «Si, en el peor de los casos, nos saliera mal, debe salir mal bajo nuestra bandera, no bajo la de otra persona».
En una entrevista en abril, Castillo describió al gobierno de Venezuela, que actualmente está presidido por Nicolás Maduro, como «democrático» porque la legislatura nacional incluye a miembros de la oposición.
En la misma entrevista, dijo que estaría dispuesto a considerar un indulto para Antauro Humala, un excomandante del ejército que cumple una condena de 19 años de prisión por liderar un intento de golpe de Estado en 2005 contra el ex presidente Alejandro Toledo en el que murieron cuatro policías. Humala, cuyo hermano Ollanta fue presidente de 2011 a 2016, lideró un movimiento anticolonial que buscaba restaurar el poder a los pueblos indígenas. Castillo dijo que consideraría un indulto alegando que la sentencia era demasiado larga.
Grandes ambiciones, apoyo reducido
Castillo lidera la facción socialmente conservadora del Perú Libre, por lo demás de izquierda. Un cristiano evangélico, ha expresado su oposición a la legalización del aborto y a permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
El nuevo presidente ha propuesto nacionalizar la industria minera, incluida la extracción de petróleo y gas, si no se renegocian satisfactoriamente los contratos con las empresas, y reformar el sistema de pensiones para favorecer a los trabajadores. Su objetivo es asegurar que el sector privado beneficie a la mayoría de los peruanos y planea impulsar el gasto estatal en agricultura y educación.
Castillo ha anunciado planes para «desactivar» la Corte Constitucional y crear un tribunal en el que los miembros sean elegidos por el público en lugar de la legislatura. También ha propuesto una Asamblea Constitucional para reescribir la constitución del Perú «con el color, el aroma y el sabor del pueblo».
Poco menos del 50% de los votantes emitieron sus votos en contra de Castillo en la segunda vuelta, y él recibió un 19% de apoyo en la primera vuelta. Perú Libre tiene 37 de los 130 escaños de la legislatura unicameral, lo que le otorga poco menos del 30% de respaldo de los legisladores. Más de la mitad de los escaños están ocupados por fujimoristas, neoliberales y conservadores.
«Antes de que asuma el poder, Castillo necesita llegar a algunos acuerdos», dijo el analista político peruano Gonzalo Banda. «No puede introducir reformas sin el apoyo del Congreso».