Unas 100.000 personas, según el alcalde Roma, asistieron hoy en la plaza de San Pedro al penúltimo ángelus dominical de Benedicto XVI como papa, que «suplicó» a los fieles que recen por él y por el próximo pontífice e invitó en este tiempo de Cuaresma a toda la Iglesia a la renovación.
«Viva el papa» y «Benedicto, Benedicto» fueron los gritos de los fieles que, desde varias horas antes del mediodía, esperaban la aparición en la ventana de su apartamento del santo padre, quien presentaba buen aspecto físico, aunque el algunos momentos su tono de voz era bajo.
«Agradezco de corazón a todos su oración y afecto en estos días. Os suplico que continuéis rezando por mí y por el próximo papa, así como por los ejercicios espirituales, que empezaré esta tarde junto a los miembros de la Curia Romana», afirmó en español.
El pontífice hizo votos para que en este tiempo de Cuaresma la contemplación de la pasión, muerte y resurrección de Cristo ayude a los fieles a seguir más de cerca a Cristo, subrayó que la Cuaresma es tiempo de conversión y penitencia y que la Iglesia «llama a todos sus miembros a renovarse y a renegar del orgullo y del egoísmo y vivir en el amor».
La Cuaresma, prosiguió el papa, es un tiempo favorable para descubrir de nuevo la fe en Dios y para luchar contra el espíritu de mal, «que se opone a la santificación de los hombres».
Benedicto XVI exhortó a los fieles a no instrumentalizar a Dios para sus propios beneficios, «dando más importancia al éxito y a los bienes materiales» que a Él.
«El tentador (el diablo) es un falso, no empuja directamente hacia el mal, sino hacia un falso bien, haciendo creer que lo que importa es el poder y lo que satisface las necesidades primarias. En ese contexto, Dios pasa a ser secundario, queda reducido a un medio y definitiva pasar a ser irreal, no cuenta más y desaparece», manifestó.
El papa animó a los fieles a no tener miedo para afrontar las tentaciones y combatir «contra el espíritu del mal» y que lo importante es que el hombre lo haga «junto a Cristo».
Los presentes dedicaron una gran ovación que duró varios minutos al papa, quien hoy a las 18.00 horas de Roma (17.00 GMT) se retirará de ejercicios espirituales con la Curia Romana hasta el sábado día 23.
Los ejercicios espirituales se desarrollarán en la capilla «Redemptoris Mater» del Vaticano y las meditaciones correrán a cargo del cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Familia.
Ravasi, de 70 años, es el promotor del «Patio de los Gentiles» para impulsar el diálogo con los no creyentes y está considerado un «papable», es decir, con posibilidades de ser elegido sucesor de Benedicto XVI.
El «ministro de Cultura» del Vaticano ya fue llamado en 2007 por Benedicto XVI, cuando era prefecto de la Biblioteca-Pinacoteca Ambrosiana de Milán (Italia) para que escribiera las meditaciones del Vía Crucis del Viernes Santo, en las que denunció el abandono y el aislamiento en que viven muchos ancianos y enfermos, así como el maltrato a las mujeres.
Estos dos encargos papales, que asocian a Ravasi con Ratzinger, han propiciado que observadores vaticanos consideren que es «un punto» más que gana el cardenal a la vista de los otros purpurados a la hora de elegir pontífice el próximo mes de marzo.
Aunque no se puede comparar, esos mismos observadores señalan que Juan Pablo II encargó las meditaciones de su último Vía Crucis, en 2005, al por entonces cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI.
También recuerdan en 1976, Pablo VI llamó al por entonces cardenal Karol Wojtyla para que predicara los ejercicios espirituales de ese años. Dos años después, Wotjyla fue elegido papa (Juan Pablo II), tras la muerte de Juan Pablo I.
Durante esta próxima semana todas las actividades del papa, como es normal en esta época de Cuaresma de ejercicios espirituales, han sido canceladas.
No obstante, el papa se reunirá brevemente todos los días con su secretario particular y prefecto de la Casa Pontificia, Georg Ganswein, para despachar los asuntos más urgente.
El sábado 23, tras concluir los ejercicios, Benedicto XVI recibirá en audiencia privada de despedida al presidente de Italia, Giorgio Napolitano.
Al ángelus asistió el ayuntamiento de Roma, con su alcalde, Gianni Alemanno, a la cabeza y con el estandarte de la Ciudad Eterna, de la que Benedicto XVI es obispo.
Esta ha sido la ocasión, según ha dicho el portavoz vaticano, Federico Lombardi, en la que la ciudad de Roma homenajea al que ha sido su obispo desde el 19 de abril de 2005, ya que no está prevista una audiencia específica del papa a las autoridades romanas.
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(EFE).-