Quito, 7 jul (EFE).- Aunque aún le quedan dos actos, la de hoy puede considerarse la jornada conclusiva del viaje del papa Francisco en Ecuador, la primera parada de su gira por Latinoamérica que aprovechó para lanzar mensajes para la unidad, la integración y la defensa de la naturaleza en toda la región.
En la jornada más dura para el papa desde que aterrizó en Quito el pasado domingo, el sumo pontífice celebró una multitudinaria misa en el parque del Bicentenario de Quito ante más de un millón de personas.
En su homilía, Francisco unió el «grito» de quienes se revelaron a la opresión y dieron lugar a la independencia de Hispanoamérica y el «grito» de la necesidad de evangelizar.
«Eso es evangelizar, esa es nuestra revolución, porque nuestra fe siempre es revolucionaria, ese es nuestro más profundo y constante grito», dijo Francisco.
En la homilía hubo constantes alusiones a la búsqueda de la unidad y recalcó cómo «la evangelización puede ser vehículo de unidad de aspiraciones, sensibilidades, ilusiones y hasta de ciertas utopías».
Recordó, además, la necesidad «de luchar por la inclusión a todos los niveles, evitando egoísmos, promoviendo la comunicación y el diálogo, incentivando la colaboración».
En su discurso en la Iglesia de San Francisco, el templo católico más antiguo de Latinoamérica, donde encontró a la sociedad civil también instó a Ecuador y Latinoamérica a entablar un diálogo con «cada una de las fuerzas sociales, los grupos indígenas, los afroecuatorianos, las mujeres, las agrupaciones ciudadanas y cuantos trabajan por la comunidad en los servicios públicos».
En esta ocasión, el papa argentino exhortó a los gobernantes de Ecuador y Latinoamérica a que «las normas y las leyes, así como los proyectos de la comunidad civil, han de procurar la inclusión, abrir espacios de diálogo, de encuentro y así dejar en el doloroso recuerdo cualquier tipo de represión, el control desmedido y la merma de libertades».
El papa dedicó hoy en sus discursos amplios espacios a la defensa del medioambiente, el tema que centra su reciente encíclica «Laudato si».
«La explotación de los recursos naturales en Ecuador no debe buscar el beneficio inmediato», señaló el papa.
Y agregó que no se puede administrar esta riqueza «sin un adecuado cuidado del medioambiente, sin una conciencia de gratuidad que brota de la contemplación del mundo creado».
En el encuentro con la sociedad civil, Francisco se refirió a los pueblos originarios provenientes de la Amazonía ecuatoriana y pidió «un cuidado particular por su enorme importancia para el ecosistema mundial».
«Tienen una biodiversidad con una enorme complejidad, casi imposible de reconocer integralmente, pero cuando son quemadas o arrasadas para desarrollar cultivos, en pocos años se pierden innumerables especies, cuando no se convierten en áridos desiertos», lamentó.
Exhortó así a Ecuador, junto a los otros países con zonas amazónicas, a «ejercer la pedagogía de una ecología integral».
Francisco se despide de Ecuador impresionado por la enorme participación popular, explicó el portavoz del Vaticano Federico Lombardi, ya que han sido millones y millones las personas que han participado en las misas, ceremonias o se han agolpado en las calles para ver pasar al pontífice.
Prueba de ello fue que, de nuevo, Francisco salió a la puerta de la nunciatura a saludar a las miles de personas que por tercera vez le llamaron para que les impartiese una bendición.
«No se les ocurra pasar la noche aquí», les dijo Jorge Bergoglio que rezó con ellos, les impartió la bendición y les invitó a irse a dormir «y soñar con los angelitos».
Francisco terminará su viaje a Ecuador con la visita a un hospital de Tumbaco y al santuario de la Virgen del Quinche y a las 12.00 hora local (17:00 GMT) volará hacia Bolivia, la segunda parada de su gira por Latinoamérica, que también lo llevará a Paraguay.
Cristina Cabrejas