El papa Benedicto XVI lanzó esta semana el Año de la Fe coincidiendo con el 50 aniversario del histórico Concilio Vaticano II,que modernizó la Iglesia Católica, e invitó a los 1,200 millones de católicos del mundo a recuperar la “tensión positiva” de entonces.
En la Plaza San Pedro, con un tiempo radiante de otoño, una larga procesión compuesta por cientos de obispos provenientes del mundo entero salió por la Puerta de Bronce, situada a la derecha de la basílica, en una procesión similar a la que se vivió el 11 de octubre de 1962, cuando empezó el histórico Concilio Vaticano II.
Al acercarse al altar en la explanada, los obispos tomaron sus mitras en la mano, llevando únicamente bonetes rojos (cardenales) o púrpuras (obispos), y un coro cantó un himno compuesto especialmente para el Año de la Fe.
Catorce de los 70 padres que participaron en el Concilio Vaticano II (1962-65), entre ellos monseñor Leonardo Felice, de 97 años, ex arzobispo de Cerreto (Italia), estaban en la procesión.
El Papa Benedicto XVI, que llevaba una casulla verde, al igual que los obispos, se dirigió al altar para hablar a la multitud.
También estaban presentes el patriarca ortodoxo de Constantinopla, Bartolomé I, y el jefe de la Iglesia Anglicana, el arzobispo Rowan Williams.
La ceremonia inaugural de este Año de la Fe, que se celebrará hasta noviembre del 2013, estuvo marcada por el recuerdo del Concilio que modernizó la Iglesia tras el llamado del Papa Juan XXIII y que reunió entonces a 2,250 obispos provenientes de todos los continentes.
Según Juan Pablo II, fallecido en 2005, y Benedicto XVI, su sucesor, ese Concilio, el 21ro. en 2,000 años, sigue siendo “la brújula” de la Iglesia para el siglo XXI.
El Papa aprovechó la ocasión para llamar este jueves a los católicos para que se inspiren de los documentos del Concilio Vaticano II.