Las autoridades de Filipinas aumentaron a 156 el número de personas que murieron en el terremoto de 7,2 grados del pasado martes, que afectó a más de 3,2 millones de personas en la región de Visayas, en el centro del país.
Otras 374 personas resultaron heridas, mientras que 22 permanecen desaparecidas, según el último informe del Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Desastres de Filipinas.
La zona más afectada por el terremoto fue la isla de Bohol, donde se localizó el epicentro del seísmo, en la que fallecieron 144 de las 156 víctimas mortales.
El terremoto ha dejado, además, más de 2.000 viviendas dañadas, 605 de las cuales quedaron totalmente destruidas.
De los más de 3,2 millones de afectados por el temblor, cerca de 33.000 personas están siendo atendidas en 61 centros de evacuación, y más de 14.000 fuera de ellos.
Según el Instituto de Vulcanología y Sismología de Filipinas, desde la mañana del pasado martes se han registrado 1.213 réplicas, la mayoría de baja intensidad, aunque señaló que en las últimas horas hubo un temblor de 5,5 grados de magnitud en Bohol.
En total, el seísmo ha causado daños en puentes y carreteras por valor de 75 millones de pesos (unos 1,3 millones de euros o 1,7 millones de dólares).
El terremoto ha causado también importantes daños en hospitales, comisarías y colegios, así como en varios monumentos, incluidas 17 iglesias históricas.
Las autoridades han declarado el estado de calamidad en las provincias de Bohol, Cebú, a unos 40 kilómetros al norte del epicentro, y Siquijor, 60 kilómetros al suroeste.
En estas tres zonas, el Ejército colabora en las tareas de rescate y ayuda a los afectados con personal, siete helicópteros y tres aviones de carga.
Uno de los aviones ha transportado a Bohol más de once toneladas de suministros de emergencia y se prevén otros cinco o seis vuelos de este tipo en los próximos días.
El presidente de Filipinas, Beningno Aquino, visitó ayer las zonas afectadas para ver la situación y brindar asistencia.
«El Gobierno nacional está preparado para ayudar. Tenemos los fondos necesarios (…) os prometo que vais a volver a la normalidad tan pronto como sea posible», dijo Aquino a su llegada al aeropuerto de Cebú, según la agencia de noticias local.
El jefe de Estado señaló que lo primero es comprobar los cimientos y las estructuras de los edificios para tener la certeza que son seguros y después hacer que regresen los habitantes para restablecer la normalidad.
Filipinas se asienta sobre el llamado «Anillo de Fuego del Pacífico», una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida por unos 7.000 temblores al año, la mayoría moderados.
Terremotos de magnitud superior a 5 grados se registran de manera esporádica en el sur de Mindanao, Batanes y la región oriental de Bicol.
Manila, 17 oct (EFE).-