El náufrago salvadoreño José Salvador Alvarenga, que dice haber pasado más de un año a la deriva en las aguas del Pacífico, quiere recrear su odisea en un libro o una película.
Pero el superviviente advirtió en una conferencia de prensa de que primero debe cerciorarse de que la gente crea su historia, ya que algunos lo tildan de «mentiroso» y «charlatán».
Sin embargo, la firma de abogados estadounidenses Masonek Law Offices, que ahora le representa en lugar de un despacho salvadoreño, ha confirmado su historia tras someterlo al detector de mentiras.
«Por supuesto que sí me interesa hacer una película, hacer un libro», pero para eso es necesario que la gente crea en «mi historia», indicó Alvarenga ante una veintena de periodistas.
«Sí, mi historia es real» y, para quienes no están seguros, «hay testigos: están mis patrones, que saben el momento que desaparecí» en las aguas del océano Pacífico cuando iba a pescar tiburones a finales de 2012, sentenció.
Pese al interés de Alvarenga, la firma de abogados estadounidenses de momento no está interesada «en ningún tipo de negociación para escribir ningún libro, para hacer alguna película», dijo el director comercial de esa entidad, Carlos Guzmán.
Sin embargo, aclaró que «hay muchísimas ofertas», las cuales serán discutidas hasta que «la firma legal esté lista y Alvarenga esté bien de salud».
La veracidad de la historia del náufrago salvadoreño fue confirmada no sólo mediante el detector de mentiras, sino también por un análisis psicológico, según los abogados.
«Los argumentos que expone (Alvarenga) en cuanto a los hechos suscitados, el día de su naufragio, hasta el día en que apareció son totalmente verídicos y apegados a la realidad, siendo esta nuestra conclusión», dijo el abogado José Danilo Barrera, tras hacer el examen con el polígrafo.
El estudio psicológico determinó que Alvarenga «no está mintiendo» y que «su historia es real», destacó la psicóloga María Elena Revelo de Muñoz.
El humilde pescador, que llevaba varios años viviendo en México, zarpó de «las costas de Chiapas (México) el 18 de diciembre de 2012», junto a su compañero de pesca Ezequiel Córdova, dijo vía telefónica en la conferencia de prensa su empleador mexicano, Bellarmino Rodríguez.
Tras una buena jornada de pesca, Alvarenga y Córdova emprendieron su regreso a las costas mexicanas, pero el motor de la lancha se les averió y quedaron a la «deriva», según relató el superviviente.
Rodríguez confirmó que al menos 10 lanchas y una avioneta buscaron durante varios días a Alvarenga y Córdova, pero no tuvieron éxito.
Fue así como empezó la gran odisea de Alvarenga, quien para sobrevivir tuvo que comer carne cruda de aves y pescados, y beber sangre de tortuga, sus propios orines y agua de lluvia para hidratarse.
Pero su compañero nunca pudo adaptarse al sistema de supervivencia, por lo que murió al poco tiempo de haber naufragado, de acuerdo a Alvarenga.
Luego de pasar días y noches en alta mar y de tener como único escudo protector una hielera (nevera) de su pequeña embarcación de siete metros que le permitía protegerse de la lluvia y el sol, al fin vio tierra firme.
«Una tarde (…) cuando la lancha llegó» cerca de tierra «me tiré a nadar como un kilómetro a la orilla» y «luego sentí que me desmayé, como a los cinco minutos que reaccioné, estaba ya en tierra (…), me sentí feliz», expresó Alvarenga.
Alvarenga recordó que llegó «sin ropa, barbudo y peludo» a Ebon, un remoto atolón de las Islas Marshall, donde algunas personas le ayudaron pese a las dificultades para comunicarse porque no hablan español.
Fue así como, el 30 enero pasado, Alvarenga fue rescatado y varios días después trasladado a Majuro, capital de las Islas Marshall, de donde fue repatriado a El Salvador.
Finalmente, regresó a su país el 11 de febrero de este año luego de su larga travesía, que ha repercutido en su salud.
«Los médicos han expresado que están haciendo esfuerzos fuertes por combatir una fuerte infección causada por amebas y parásitos alojados en el cuerpo de Alvarenga, especialmente en el hígado», dijo Guzmán.
Un parásito que está afectando a Alvarenga se llama «anisakis» y le ha provocado una «anisakiasis», por el consumo de pescado crudo, dijo en su momento Ricardo Hernández, jefe de Medicina Interna del hospital San Rafael, en Santa Tecla (centro), donde fue internado por esa afección hace varias semanas.
Guzmán explicó que, de acuerdo a los médicos de ese hospital, aún no han logrado «eliminar» los parásitos del cuerpo de Alvarenga, pese a las «fuertes cantidades de antibióticos» que le dan.
Alvarenga reiteró que ya no quiere volver al mar y que lo único que quiere es recuperar su salud y ayudar a sus padres en el cultivo de maíz u otra actividad agrícola.
San Salvador, 6 abr (EFE).- Magdalena Flores