Los líderes greco y turcochipriota iniciaron hoy en terreno neutral una nueva ronda de negociaciones de paz en la que intentarán destrabar algunos de los capítulos más complicados y allanar así el camino hacia la última fase del proceso que debe desembocar en la reunificación de Chipre.
Las negociaciones entre el líder grecochipriota, Nikos Anastasiadis, y el turcochipriota, Mustafá Akinci, se celebran a lo largo de una semana lejos de las presiones locales en un lujoso hotel en Mont Pèlerin, en un entorno que debe propiciar avances para desatascar los temas aún pendientes.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, abrió la ronda de conversaciones, que promete ser intensa, e instó a los dos líderes a hacer lo máximo para aprovechar este momento crítico, dado que «las perspectivas de una solución en Chipre están a su alcance».
Los dos líderes han expresado reiteradamente su esperanza de lograr un acuerdo aún en 2016.
El enviado especial de la ONU para Chipre, Espen Barth Eide, acompaña en Suiza a Anastasiadis y a Akinci, con quienes han viajado sendas delegaciones de 27 y 16 miembros y negociadores, respectivamente.
Las negociaciones entre las dos comunidades incluyen discusiones sobre seis capítulos: gobernabilidad y reparto de poder; cuestiones vinculadas a la UE; seguridad y garantías; territorio; propiedad y asuntos económicos.
El tema principal que se abordará en Suiza es a la vez uno de los más espinosos de todo el proceso de paz, la definición de los territorios que marcarán el mapa de los dos Estados constituyentes, incluidos sus límites administrativos.
En el debate sobre la cuestión territorial figura, entre otros, la petición de la parte grecochipriota para el retorno de al menos 100.000 de los cerca de 220.000 ciudadanos expulsados del norte en 1974, y el porcentaje de la costa que la parte grecochipriota pasaría a controlar.
Entre los lugares y ciudades para los que Anastasiadis ha reclamado la posibilidad de retorno de sus ciudadanos figura la ciudad de Mórfu, que junto a Famagusta se encuentran desde 1974 bajo ocupación turca y cuya población grecochipriota fue expulsada.
Si las partes logran un acuerdo sobre estos criterios, entonces se procederá con la presentación de mapas y al mismo tiempo se establecerá la fecha para una conferencia multilateral sobre el peliagudo capítulo de las garantías y seguridad.
Esta última cuestión es uno de los temas más complicados porque las posiciones entre ambas comunidades continúan muy distanciadas y además implican la participación de Grecia, Turquía y el Reino Unido como países que garantizaron la independencia de Chipre en 1960.
Turquía y los turcochipriotas insisten en que el futuro Estado Federal deberá seguir contando con países garantes, mientras que la parte grecochipriota y Grecia lo consideran un anacronismo.
Reino Unido mantiene una postura neutra y ha asegurado que aceptará cualquier decisión que greco y turcochipriotas tomen.
El secretario general de la ONU subrayó en este sentido la importancia del apoyo a los dos líderes de la comunidad internacional, sobre todo de los poderes garantes.
Entre las grandes divergencias entre las partes figura también el capítulo de la gobernabilidad y reparto de poder, con los turcochipriotas insistiendo en una presidencia rotativa, algo que rechaza la parte grecochipriota.
No obstante, al final, el futuro de Chipre «será determinado por los chipriotas para todos los chipriotas», como recordó Ban.
La base del acuerdo para lograr un Chipre unificado es la creación de un Estado federal bizonal y bicomunal surgido de dos Estados constituyentes -uno grecochipriota y otro turcochipriota- con una única soberanía, una sola ciudadanía y una sola personalidad internacional.
Turquía ocupó militarmente la parte septentrional de Chipre en 1974, mientras actualmente mantiene en el norte una presencia de 30.000 soldados turcos.
Céline Aemisegger
Vevey (Suiza), 7 nov (EFE).-