Bogotá, 7 ago (EFE).- Los casi 2.000 asistentes a la segunda investidura de Juan Manuel Santos como presidente de Colombia portaron hoy centenares de paraguas de color blanco de la paz en los que podía verse dibujada la silueta de una paloma, el mismo tono que decenas de niños vistieron en la apertura de la ceremonia.
Compitiendo con el amarillo, azul y rojo de las nueve banderas colombianas que colgaban de las ventanas del Capitolio, sede del Poder Legislativo, el blanco inundó el Patio Núñez, sede de la ceremonia.
Allí aguardaban casi 2.000 invitados, entre ellos 10 jefes de Estado y siete vicepresidentes, que utilizaron los paraguas para resguardarse del sol bogotano que a las 15.00 hora local (20.00 GMT) relucía sobre la plaza, en la que se desarrolla la investidura al aire libre.
Mientras esperaban la llegada de Juan Manuel Santos y su vicepresidente, Germán Vargas Lleras, a la alfombra roja de la tarima principal, más de 300 músicos del Batallón Guardia Presidencial amenizaron la espera con un recorrido que concluyó ante la Casa de Nariño, sede del Gobierno, para escoltar la salida del mandatario colombiano.
De forma escalonada, los primeros en ocupar sus asientos fueron las personalidades políticas colombianas.
Cumpliendo el horario previsto, las puertas de la residencia presidencial se abrieron para dar salida a decenas de niños, todos vestidos de blanco, que se situaron a ambos lados de la alfombra roja por la que Santos y su familia desfilaron hasta la tarima.
Los últimos en llegar a la plaza Núñez fueron los jefes de Estado y vicepresidentes extranjeros, que aparecieron a la vez entre fuertes medidas de seguridad hasta sus sillas, ubicadas en los laterales de la tarima, resguardada por decenas de francotiradores apostados en los tejados que rodean esta céntrica plaza.
Para entonces, las dos pantallas gigantes que custodiaban la plaza ya mostraban a los asistentes el nuevo vídeo del himno nacional de Colombia que será usado en todos los actos oficiales en los próximos años.
Exactamente a la hora programada, las puertas de la Casa de Nariño volvieron a abrirse, esta vez para la salida de Santos, que acompañado de su esposa, María Clemencia Rodríguez y sus hijos Martín, María Antonia y Esteban, recorrió a pie los cerca de cien metros que separan la sede de Gobierno del Patio Núñez.
Tanto la esposa de Santos como su hija acudieron vestidas en tonos claros, acorde con el tono de la ceremonia, en tanto que el presidente y sus hijos vistieron traje oscuro y corbata azul.
Durante el trayecto, un grupo infantil entonó el himno de la paz, que acompañó a la familia presidencial hasta la tarima principal.
Allí, Santos saludó uno a uno a los dignatarios extranjeros, en especial al rey Juan Carlos de Borbón, situado en uno de los extremos, con quien además compartió unas palabras.
El presidente del Senado, José David Name, sentado entre Santos y Vargas Lleras, fue el encargo de abrir oficialmente la ceremonia, tras la entonación del himno nacional y tomar el juramento del presidente.
Hasta 21 salvas de cañón desde el puente de Boyacá, en referencia a la batalla que dio la independencia a Colombia, resonaron entre humo tricolor tras la imposición de la banda presidencial, que concluyeron con un aplauso y un beso de la esposa de Santos al ya investido presidente por segunda vez.
El presidente Santos en su discurso de investidura hizo un llamamiento a la unidad de sus compatriotas en torno a la construcción de un nuevo país en paz, con equidad y educado.
«Creo firmemente que Colombia debe trazarse una meta en la que todos nos podamos comprometer: ser en el 2025 un país en paz total, un país con equidad y el más educado de América Latina», manifestó.