San Salvador, 31 ene (EFE).- El cuerpo del expresidente salvadoreño Francisco Flores, fallecido la noche del sábado, fue trasladado hoy bajo un fuerte dispositivo de seguridad a una funeraria de San Salvador, donde se celebrarán las honras fúnebres a partir de las 11:00 hora local (17:00 GMT).
Los restos del exmandatario fueron llevados desde un hospital privado de la capital salvadoreña, donde permaneció en coma clínico los últimos 6 días, tras sufrir una obstrucción arterial el pasado domingo en su casa, donde guardaba arresto domiciliario, acusado de delitos de corrupción.
Según el diputado Ernesto Muyshondt de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), siglas bajo las que gobernó Flores entre 1999 y 2004, las honras fúnebres se realizarán en el funeraria «Monte Elena» en San Salvador hasta el lunes, día 1 de febrero.
Además, el diputado manifestó que ese día a las 10:00 hora local (16:00 GMT) se realizará un acto religioso en la Basílica de la Ceiba de Guadalupe, ubicada en el municipio de Antiguo Cuscatlán (suroeste) y, posteriormente, el cuerpo será cremado.
El fallecimiento del exmandatario se produjo este sábado alrededor de las 22:00 hora local (04:00 GMT del domingo), a menos de una semana de sufrir el accidente vascular que le causó un «daño neurológico irreversible», según confirmaron facultativos del hospital público Rosales.
El expresidente, quien sufría de trombosis en su pierna derecha y problemas de vesícula, también fue hospitalizado de urgencia en diciembre de 2015 y octubre de 2014.
El exmandatario afrontaba un proceso judicial penal por enriquecimiento ilícito, peculado y desobediencia a terceros, que queda suspendido automáticamente al fallecer el acusado, según explicó a Efe su abogado Edgar Morales Joya.
No obstante, no será anulada la «obligación civil», sino que «tendrá que ser determinada» y, en caso de existir, «tendrá que seguirse un procedimiento para la recuperación, por parte del Estado, de los bienes» malversados, por los que fue procesado, informó la parte querellante.
Flores, quien gobernó El Salvador entre 1999 y 2004, era acusado de apropiarse 5 millones de dólares y desviar otros 10 millones de donaciones taiwanesas destinadas a obras de reconstrucción y de atención a víctimas de dos terremotos que afectaron al país en 2001.
