Un escándalo que más parece un capítulo, de la novela Memoria de mis putas tristes, de Gabriel García Márquez, es el que sacudió a la sociedad colombiana esta semana.
El escándalo se destapo cuando se descubrió que en la policía nacional de Colombia todo aquel que buscaba ascender de cargo tenía que bailar el “baile de la pluma” con el oficial de turno.
En el ojo del huracán o mejor dicho en el “anillo” del huracán se encuentra el hoy ex director general de la policía nacional de Colombia Rodolfo Palomino quien despues de meses de embates, acusaciones y señalamientos, presentó su renuncia luego que se viera supuestamente involucrado en la red de prostitución masculina que supuestamente operaba dentro de la institución y el Congreso de Colombia.
Las investigaciones de la Procuraduría comenzaron tras las denuncias del capitán de la policía, Anyelo Palacios Montero, quien dijo haber sido abusado por oficiales mientras era cadete.
El procurador de Colombia, Alejandro Ordóñez, afirmo a los medios, que las acusaciones han sido respaldadas por otro capitán ya en retiro, quien aseguró que se presionaba y amenazaba a cadetes para que tuvieran relaciones sexuales con oficiales de alto rango.
Ordóñez afirmo que, de acuerdo a la investigación adelantada por la Procuraduría, un senador de la república, también estaría implicado en esa red de prostitución llamada «La Comunidad del Anillo».
Hoy las declaraciones del capitán Anyelo Palacios se encuentran en la Procuraduría y la Fiscalía de Colombia, con un video en el cual se prueba la supuesta red de prostitución en la cual también se encuentra involucrados miembros del congreso de la república y oficiales de la policía.
Según el ente investigador, los casos en los que hay vinculación de miembros del Congreso, tuvieron lugar entre 2004 y 2008, de acuerdo con el testimonio de Palacios Montero.
¿Pero cómo funcionaba La red denominada la “Comunidad del Anillo”, nombre que alude de los héroes de la saga de fantasía de J.R.R. Tolkien que combate contra fuerzas oscuras en la edad Media?
De acuerdo con la fiscalía de Colombia, la práctica para lograr apoyo político en los ascensos de la carrera policial entre 2004 y 2008 era la siguiente: “Algunos policías serían obligados a llevar una bandera para que algunos congresistas pudieran escoger aquellos uniformados que fueran de su agrado o de su gusto con el fin de satisfacer sus deseos sexuales”.
La investigación además de señalar al general Palomino termino también con la carrera de Carlos Ferro como viceministro del Interior. Ferro dimitió después de que la emisora La FM publicara un video filmado en el 2008 y en el que el político y un capitán de la policía llamado Ángelo Palacios pactan de manera consentida un lugar para desplegar sus apetencias sexuales. Por entonces, Ferro era senador. Palacios es el testigo estrella del escándalo y ha pedido protección porque dice temer por su vida.
«No soy culpable de ninguno de los cargos que se me imputa», insistió Palomino luego de anunciar su renuncia ante el presidente Juan Manuel Santos.
Al capítulo de esta novela todavía le falta el desenlace y los expertos en el tema del “baile de la pluma” están seguros que a el “trencito” le faltan los distinguidos “gallos tapaos” que aún no salen del closet.
Por: Jose Rey
