El Senado de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley que busca proteger a nivel federal el matrimonio entre personas del mismo sexo.
La iniciativa avanzó a discusión en la Cámara de Representantes con 61 votos a favor y 36 en contra.
El proyecto promueve que el Gobierno federal reconozca el matrimonio entre dos personas del mismo sexo si es legal en el estado donde se casaron. El mismo principio se aplica a las bodas interraciales.
El texto también reconoce la libertad religiosa, evitando que se pueda obligar a instituciones religiosas como las Iglesias a celebrar esas bodas y que estas pierdan beneficios o exenciones fiscales por no hacerlo.
«La historia de EE.UU. ha sido la de una marcha difícil pero inexorable hacia una mayor igualdad», indicó este martes el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, quien advirtió de que «los derechos de todas las parejas casadas nunca estarán realmente seguros sin las protecciones adecuadas por ley federal».
La Cámara de Representantes, con mayoría progresista, dio su aval al proyecto de ley en julio con 267 votos a favor y 157 en contra. En el Senado, la ajustada mayoría demócrata necesitaba el apoyo de al menos diez republicanos para sacarlo adelante.
Tras su aprobación, el texto tiene que regresar a la Cámara Baja, que debe dar su visto bueno a la nueva versión que ha salido del Senado, antes de acabar en la mesa del presidente Joe Biden para su firma.
El matrimonio homosexual es legal en Estados Unidos desde que en junio de 2015 el Tribunal Supremo declarara inconstitucionales las leyes que lo prohibían en algunos estados.
La movilización en torno a la defensa de esas uniones tomó impulso recientemente después de que el Supremo, controlado ahora por una mayoría conservadora, derogara en junio la sentencia «Roe contra Wade», que durante casi medio siglo protegió el acceso al aborto en el país.
Desde entonces, un gran número de activistas y políticos progresistas han advertido la posibilidad de que la corte haga lo mismo con otros derechos, como las bodas entre personas del mismo sexo, devolviendo a los estados la potestad de fijar si lo permiten o no.
Aunque el proyecto de ley no obligaría a todos los estados a legalizar el matrimonio gay, sí requeriría que reconozcan el efectuado en otro estado donde sí lo fuera.