Estados Unidos intenta que el nuevo Gobierno chino de Xi Jinping colabore para rebajar las amenazas de su aliado norcoreano y permita poner fin a una escalada que sigue aumentando con las indicaciones de que Corea del Norte ha desplegado misiles en su costa este.
Según indicó hoy el diario The New York Times, el mandatario estadounidense, Barack Obama, mantuvo recientemente una conversación con el nuevo presidente chino, Xi Jinping, y la Casa Blanca considera que China ha moderado su postura de apoyo a Corea del Norte y su líder Kim Jong-un.
China ha mantenido una postura de tibieza y moderación en la crisis norcoreana actual, pese a que Estados Unidos ha desplegado interceptores de misiles y desplazado bombarderos estratégicos en las maniobras militares conjuntas que desarrolla desde marzo en Corea del Sur con sus aliados.
En entrevista con el diario, el asesor de seguridad de la Casa Blanca, consideró que la postura de China con la llegada de su nuevo Gobierno «está evolucionando», aunque otros expertos estadounidenses creen que se debe mantener la cautela.
EE.UU. ha estado en contacto con China para comunicarle los planes de reforzar las defensas antimisiles en el Pacífico por temor a que Corea del Norte pueda materializar sus amenazas, algo que levanta los recelos del gigante asiático, pero que hasta el momento no ha provocado las quejas de los chinos.
Según indicó hoy en entrevista con CNN, el exnegociador estadounidense con Corea del Norte Christopher Hill «algunos miembros de la elite china no quieren una mayor presión militar de Estados Unidos en sus cercanías, pero también hay otros que están un poco cansados de la actitud norcoreana».
Para Hill la clave será ver cómo reaccionan Corea del Norte y EE.UU. una vez terminen las maniobras militares anuales entre Estados Unidos y Corea del Sur y se rebaje la retórica beligerante del Gobierno de Kim Jong-un.
Mientras tanto, Corea del Norte no parece estar dispuesto a rebajar la tensión en la zona y, según funcionarios de Washington consultados por CNN, el Ejército norcoreano ha desplegado dos lanzaderas móviles de misiles en su costa este.
La agencia surcoreana Yonhap indicó que los misiles podrían ser del tipo «Musudan» con un alcance de entre 3.000 y 4.000 kilómetros y aunque el Gobierno de Corea del Sur no ha confirmado la posibilidad de un lanzamiento ha ordenado el despliegue de destructores Aegis para interceptar proyectiles en sus costa este y oeste.
Por su parte, el viernes el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, aseguró que EE.UU. «no se sorprendería» si Corea del Norte lanzara misiles desde su costa como ya ha hecho en el pasado durante pruebas balísticas.
Mientras tanto, la Casa Blanca sigue trabajando diplomáticamente para reducir la tensión entre las dos Coreas y el próximo sábado el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, llegará a Pekín en una gira que también le llevará a Seúl y Tokio.
Entre los temas prioritarios estará la necesidad de reducir el riesgo nuclear en la Península de Corea y conseguir que el joven líder norcoreano Kim Jong-un deje de ignorar la peticiones de EE.UU., pero también de China, de parar su desarrollo y pruebas atómicas.
El cambio de actitud de China hacia Corea del Norte hizo que el mes pasado China apoyará en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas un nuevo paquete de sanciones contra el régimen norcoreano por su tercer ensayo nuclear subterráneo del 12 de febrero, aunque la primera economía asiática sigue siendo un socio comercial clave para ese país.
Las presiones para que China contribuya a rebajar la tensión llegaron hoy del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en Madrid, desde donde mantuvo una conversación con el ministro de Exteriores chino, Wang Yi.
Ban se mostró «preocupado por la situación en la Península de Corea», pero confió «que los líderes chinos pondrán todos sus esfuerzos para ayudar a que la situación se calme y ayuden a Corea del Norte a que cambie de rumbo».