Tras jugar cincuenta minutos con uno menos por expulsión de Virgil Van Dijk, salvarse de una goleada y pese a no haber disparado a puerta en todo ese tiempo, dos goles de Darwin Núñez en los últimos minutos dieron al Liverpool una victoria milagrosa ante el Newcastle United (1-2).
Y es que fue casi un milagro divino que el Liverpool no saliera sonrojado de St. James Park, después de una primera parte tornada en pesadilla y que pudo dejarles goleados y con dos jugadores menos sobre el campo.
Alexander-Arnold estuvo cerca de irse expulsado en menos de un minuto por recibir un empujón, caer al suelo y devolver el balón de malas maneras. Se llevó una primera amarilla y debería haber recibido la segunda unos instantes después al cortar una carrera de Gordon al contraataque. El lateral se salvó de la expulsión, pero no de regalar el 1-0.
No controló un pase de cara de Mohamed Salah, la pelota se le escurrió por debajo de la bota y Gordon le robó la cartera y definió por debajo de las piernas de Alisson.
Un primer contratiempo que se agravó mucho más cuando unos minutos después, Van Dijk fue expulsado por derribar a Isak siendo el último defensor. Acción controvertida y que no se confirmó hasta que el VAR dio la razón al colegiado, John Brooks, porque el central holandés tocó el balón, además de la pierna del sueco y porque era discutible la claridad de la jugada.
Van Dijk se fue enfadadísimo, gritando al colegiado y al cuarto árbitro, y no estaba mucho más feliz Klopp, que sabía que el partido se le estaba yendo por el sumidero.
Alisson, con un paradón espectacular a una volea a bocajarro de Miguel Almirón evitó que cualquier emoción desapareciera inmediatamente, y el Liverpool tuvo la fortuna de llegar vivo a los últimos veinte minutos de partido.
Y ahí le volvió a sonreír la suerte, cuando tras un carrerón desde el centro del campo el disparo con rosca de Almirón se estrelló en la madera.
A diez minutos del final, el Liverpool, que llevaba 50 minutos con uno menos y que no había disparado a portería, estaba a un gol de sacar algo de St. James’ Park. Y así de rocambolesco es el fútbol.
Un pase que buscaba a Darwin Núñez se trastabilleó en Botman, que falló al despejar y dejó al uruguayo internarse en el área. No era la posición más fácil para el disparo, estaba ligeramente esquinado, pero sacó un zapatazo raso junto al palo que equilibró el encuentro.
Castigo al Newcastle por no sentenciar y justicia para un Liverpool que creía que el árbitro les había perjudicado, pero aún quedaba lo mejor. En el último minuto del descuento, Salah encontró en profundidad a Núñez, que volvió a irse por velocidad y no falló en el mano a mano.
El Liverpool, que lo tenía todo en contra durante casi una hora, había dado la vuelta a un partido increíble. La piña que formaba el banquillo de los ‘Reds’ contrastaba con la cara de incredulidad de Eddie Howe, que no entendía que se le fuera así un partido.
Pero esto es fútbol, y el milagro, gracias a Núñez, se obró en el norte de Inglaterra. Tras tres partidos, el Liverpool tiene siete puntos, y el Newcastle, solo tres.