Novak Djokovic se preguntaba, como todo el mundo, en qué forma estaría Roger Federer para su semifinal en el Abierto de Australia.
De modo que Djokovic estaba atento.
A los 38 años, pese a un dolor muscular en la ingle y tras un agotador partido en cinco sets, Federer parecía encontrarse bien y no tardó en ponerse 4-1 y 40 iguales, acumulando tres oportunidades de break mientras Djokovic servía.
No duró. Federer no pudo aguantar a ese nivel. Djokovic no le dejó.
Pese a un pobre inicio del 50mo duelo entre los dos rivales, Djokovic amplió a seis su racha de victorias contra Federer en torneos del Grand Slam, al imponerse 7-6 (1), 6-4, 6-3 el jueves por la noche. El defensor del título lograba así un récord con su octavo pase a la final en Melbourne Park.
“Lo de hoy fue horrible, lo que he tenido que pasar. Tuve una buena entrada y un buen final, pero en el medio es algo para el olvido, porque ya sabes que tienes un tres por ciento de posibilidades de ganar”, dijo Federer.
El astro suizo mencionó que había analizado de antemano con su equipo el límite de dolor que podría soportar antes de tomar la decisión de abandonar.
“Creía que había algo que podía hacer”, señaló Federer sobre sus condiciones para disputar un partido competitivo). “Cuando te fijas que ya no puedes más, pues resulta muy duro”.
Djokovic ahora lidera 27-23 en el historial directo, 11-6 en una cita de Grand Slam. Federer no ha podido ganarle en una de las cuatro grandes citas del tenis desde 2012.
“Bueno, desde luego podría haber ido de otro modo, si él hubiera aprovechado esos puntos de break. Él empezó muy bien. Yo estaba bastante nervioso al principio”, dijo el serbio.
“Solo quiero decir que respeto a Roger por salir esta noche. Obviamente estaba dolorido”, añadió Djokovic. “No estaba en su mejor forma”.
Djokovic, número dos del mundo, intentará conquistar de nuevo el título de Australia en la final del domingo contra el ganador de la semifinal entre Dominic Thiem, 5to preclasificado, y Alexander Zverev, 7mo cabeza de serie.
La final femenina enfrentará el sábado a la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza contra la estadounidense Sofia Kenin, que se estrena en una final del Gran Slam.
Djokovic aspira a ampliar su récord con un octavo título australiano, lo que elevaría su cuenta a 17 títulos del Grand Slam y le acerca a los 20 de Federer.
Tras el duro partido de cuartos de final en el que el suizo derrotó a Tennys Sandgren circulaban las especulaciones sobre su recuperación e incluso si podría jugar.
Por supuesto, Federer jugó. En más de 400 partidos del Grand Slam, más de 1.500 juegos en el circuito, nunca se ha retirado de un encuentro.
“No creo que hubiera salido a la cancha si no hubiera tenido una posibilidad de ganar”, dijo Federer. “Vimos que aún podía pelear el partido”.
Y al principio parecía encontrarse bien, pero el serbio logró salir del atolladero tras verse 40 iguales, y se llevó el desempate. Tras un tiempo muerto para recibir atención médica, Federer volvió a la cancha con menos confianza. Buscó atajos y no pudo generar oportunidades de break.
Una vez pasaron la primera hora de juego y los dos primeros sets, el resultado estaba decidido y solo quedaba definir la puntuación.
“Hoy él fue claramente superior”, comentó Federer. “Sin duda”.