Dos ex presos políticos cubanos denunciaron hoy ante la CIDH la «desidia, la negligencia y el sadismo» al que se somete a los prisioneros de conciencia en Cuba, mientras periodistas exiliados aseguraron que el Gobierno mantiene intacto su «control político» de los medios pese a promocionar una apertura.
Las denuncias se trataron en dos audiencias ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a las que no asistió ningún representante del Gobierno cubano, que no reconoce la competencia de la comisión ya que ésta pertenece a la Organización de Estados Americanos (OEA) a la que Cuba se niega a reintegrarse.
Dos de los 75 opositores condenados en la llamada «Primavera Negra» de 2003 pidieron a la CIDH que considere elaborar un informe sobre la situación de los presos y visitar la isla para evaluar las denuncias, pese a que la comisión no ha logrado permiso para viajar allí «desde hace décadas», como recordó el comisionado Felipe González.
«Todos los reclusos cubanos están sometidos a la desidia, la negligencia y el sadismo de tratos crueles y degradantes; sometidos a la diaria práctica de la tortura, que está a la orden del día de los funcionarios y directivos penitenciarios de Cuba», dijo el ex preso Normando Hernández.
Hernández, que aseguró haber pasado 101 días «en un calabozo de castigo húmedo y lleno de roedores», indicó que esa situación «provoca uno de los problemas mas graves que ocurren en las prisiones de Cuba: las autoagresiones».
«Los reclusos, desesperados, se inyectan excrementos con orina en cualquier parte de su cuerpo, se tragan alambres, se cercenan los dedos y tendones, se hacen heridas con cuchillas y se castran», afirmó.
Pidió a la CIDH que emita «una enérgica condena al Gobierno de Cuba por irrespetar la dignidad humana de las personas privadas de libertad», y «por el crimen de lesa humanidad que dentro de las cárceles comete con las personas recluidas».
Por su parte, Luis Enrique Ferrer García, otro ex preso de la «Primavera Negra» que se exilió a España en 2010, subrayó el problema del hacinamiento en las prisiones cubanas y coincidió en que las autoagresiones son «la única forma para los presos de llamar la atención sobre sus casos».
El relator especial para las personas privadas de libertad de la CIDH, Rodrigo Escobar, consideró que esa información es una «muestra de la situación de extrema gravedad que se vive en los centros penitenciarios de Cuba», y mostró su interés de elaborar un informe con «recomendaciones que permitan aliviar esta situación».
En una segunda audiencia, tres directores de medios opositores al Gobierno de Raúl Castro concluyeron que la tímida llegada de las nuevas tecnologías a la isla no ha impedido «que el Gobierno culmine su estrategia de cercenar la libertad de expresión», en palabras de Pablo Díaz Espí, que dirige el Diario de Cuba desde España.
Según Espí, las condenas de la «Primavera Negra» supusieron «Un golpe para la imagen exterior del castrismo, por lo que han cambiado las tácticas» y ahora censuran a periodistas y blogueros mediante «secuestros, golpizas, amenazas y detenciones breves o extensas sin juicio».
Roberto de Jesús Guerra, director de la agencia de noticias Hablemos Press, aseguró en un mensaje de vídeo grabado que sus sucesivas detenciones le han provocado seis enfermedades, «entre ellas un enfisema pulmonar por permanecer retenido en un centro donde se aplican torturas».
«Me han secuestrado, golpeado hasta dejarme inconsciente, torturado y retenido en mas de un centenar de ocasiones por realizar mis labores como reportero», aseveró Guerra.
Los periodistas, a los que se unió el director de Cubanet, Hugo Landa, pidieron a la CIDH que exhorte a La Habana a «dejar de criminalizar a los ciudadanos que buscan expresarse», «garantizar las condiciones para el libre ejercicio del periodismo» y «facilitar la conexión de los ciudadanos a internet sin restricciones».
Washington, 11 mar (EFE).-