La inquietud generada por la actual crisis política en Egipto tiene altas implicaciones para los mercados globales, que han experimentado un aumento caída del precio de las acciones y el mayor ascenso en dos años del precio del petróleo.
Al margen de las repercusiones políticas, la preocupación de que se genere una guerra civil en la más populosa de las naciones árabes, con 84,5 millones de habitantes, podría afectar aún más profundamente la confianza del mundo empresarial, lo mismo a nivel regional que internacional. Y el nerviosismo, es lógico porque si se incrementa la crisis existe la posibilidad de la suspensión total o parcial del suministro por el Canal de Suez, por donde pasa el 8.0% de la producción mundial de crudo, esto sin tomar en cuenta la ubicación del oleoducto de Sumed , además del canal de Suez.
Por esta última vía de navegación que une al mar Mediterráneo con el mar Rojo, pasan más de 40.000 embarcaciones al año, la mayoría de ellas buques de transporte de crudo con destino a Europa. aunque el portavoz de la Autoridad del Canal de Suez, Abdul GhaniMohamed Mahmoud, aseguró que “las protestas no tienen ninguna consecuencia sobre el tráfico marítimo”, y que el pueblo de Egipto es pacífico por naturaleza, la gran concentración de población en El Cairo, una ciudad muy especial y Alejandría sobre el Mediterráneo, pueden traer el accionar de grupos terroristas que degeneren la crisis en una guerra.
Según datos del Fondo Monetario Internacional, la economía de Egipto es la cuarta de Medio Oriente, con un PIB superior a los US$217.000 millones. Un sector vital para la economía egipcia es el turismo, responsable de entre el 5 y 6% del Producto Interno Bruto (PIB). En cuanto a mercados financieros, Egipto cuenta con uno de los más globalizados de su región, por lo que atraen el interés de inversores en los mercados emergentes. Lamentablemente esto no se ve reflejado en la vida de la mayoría del pueblo sumido en la miseria.
La Crisis política de Egipto dio un giro nuevo e incierto cuando el liderazgo militar decidió el pasado 3 de julio derrocar al Presidente Mohamed Morsi, tras enormes protestas contra su gobierno. Los militares, suspendieron la Constitución y nombraron como presidente interino a Adly Mansour. El nuevo hombre en el poder, emitió una hoja de ruta para las nuevas elecciones y nombró un nuevo Gabinete interino que no incluyo a islamistas y tampoco a miembros de la hermanan musulmana.
Los militares han arrestado a cientos de miembros y líderes de la hermandad musulmana, así como otros políticos islamistas que se niegan a reconocer la legitimidad de las nuevas autoridades. Morsi fue puesto bajo arresto domiciliario y está siendo investigado por asesinato y lazos con Hamas. Luego de estos cambios la violencia se intensificó los manifestantes pro-Morsi y los opositores de la Hermandad Musulmana se han enfrentaron con las fuerzas de seguridad dejando como saldo hasta la fecha más de 400 seguidores muertos.
Mientras los líderes mundiales que (nunca han afirmado que lo que sucede en Egipto es un Golpe militar) solo se han limitado a opinan en la distancia sobre buscar un dialogo entre las partes mientras los egipcios se matan entre sí por el poder o por no poder superar sus problemas políticos y religiosos. para el mundo queda claro que El islamismo ha demostrado ser enemigo de todo compromiso. Y el presidente egipcio depuesto, Mursi, es la prueba de ello.