Una corte federal de apelaciones de California (EE.UU.) bloqueó hoy la entrada en vigencia de una ley estatal destinada a prohibir que los terapeutas traten de cambiar la orientación sexual de un menor.
En una orden breve, un panel de tres jueces de la Corte del noveno Circuito de Apelaciones de EE.UU. accedió a congelar la ley estatal, cuya entrada en vigor estaba prevista para el 1 de enero, hasta que se decida sobre su constitucionalidad.
La ley sometería a psicólogos, psiquiatras y otros profesionales de la salud mental a acciones disciplinarias sobre sus licencias en caso de que suministrasen terapia a menores con el objetivo de cambiar su orientación sexual.
El estado dice que estas terapias, destinadas a los homosexuales, son ineficaces y peligrosas.
Un grupo de terapeutas, menores y padres, representados por un grupo cristiano de derechos, demandó al Estado de California sobre la base de que la nueva ley viola los derechos de libertad de expresión.
Un juez de la corte del distrito se negó a bloquear la prohibición, y los opositores de la ley apelaron al noveno Circuito.
La ley SB-1172, denominada «Sexual Orientation Change Efforts», fue aprobada por el gobernador Jerry Brown el pasado 30 de septiembre y promovida por el senador Ted Lieu, y ha sido calificada de «histórica» por unos y una «flagrante violación de libertades» por otros.
Los detractores de esa ley insisten en que se trata de una intromisión en el derecho de los ciudadanos, al impedir que quienes «experimentan de forma indeseada una atracción por personas del mismo sexo» puedan recibir un asesoramiento acorde con sus «creencias morales y religiosas».
El pilar fundamental de la nueva ley es un informe elaborado por la American Psychological Association (APA) en 2009 en el que se citan la depresión, la tendencia suicida y la ansiedad como efectos negativos de las «terapias reparadoras».
En sus conclusiones, no obstante, la APA desincentivó la práctica de esas terapias por considerar que hay «insuficientes evidencias» que las justifiquen y debido a que la homosexualidad «no es una enfermedad mental» sino una variación «positiva» de la sexualidad del ser humano.