Una Corea del Norte en plena escalada belicista aseguró hoy haber aprobado un ataque nuclear de su Ejército contra Estados Unidos, que por su parte ha reforzado la defensa militar en el Pacífico en una aparente señal de que toma en serio las amenazas del régimen.
El Ejército Popular de Corea del Norte ha «examinado y ratificado finalmente» la «operación sin piedad de sus fuerzas armadas revolucionarias» contra EEUU, advirtió un oficial, que prometió usar «medios nucleares de alta tecnología más pequeños, ligeros y diversificados» en el supuesto ataque.
Aunque la mayoría de los expertos siguen defendiendo que Corea del Norte carece de tecnología para incorporar cabezas nucleares a sus misiles, esta vez el nuevo desafío del régimen de Kim Jong-un ha sido tomado en Washington como algo más que la enésima pataleta verbal de una larga campaña de amenazas.
Pyongyang plantea un peligro «real y claro» para los intereses de EEUU y sus aliados -como Corea del Sur y Japón-, sentenció el secretario de Defensa de la Casa Blanca, Chuck Hagel, lo que ha llevado al Pentágono a anunciar el próximo envío de un sistema antimisiles a Guam en el Pacífico.
Conocido como THAAD (Terminal de Defensa de Alta Altitud), el sistema que EEUU llevará a la isla en las próximas semanas es el único hasta el momento capaz de destruir misiles de alcance corto e intermedio tanto dentro como fuera de la atmósfera terrestre.
Corea del Norte ha amenazado en varias ocasiones con atacar la base de Guam, territorio no incorporado de EEUU que se encuentra a unos 3.200 kilómetros de Pyongyang y, por tanto, dentro del rango de misiles norcoreanos como el «Musudan».
Capaces de recorrer unos cuatro millares de kilómetros, los Musudan han ocupado hoy portadas tras difundirse que Corea del Norte ha transportado en tren a su costa oriental lo que parece ser uno de estos proyectiles de alcance medio.
Corea del Sur y EEUU creen que Pyongyang podría lanzar al aire el misil alrededor del 15 de abril, aniversario del nacimiento del fundador del Estado norcoreano, Kim Il-sung, una de las fechas más importantes en este hermético país caracterizado por el extremo culto a sus líderes.
Mientras, la tensión entre los dos vecinos de la península coreana continúa al alza en torno al complejo industrial de Kaesong, único proyecto conjunto de cooperación ubicado en el Norte, después de que el régimen de Kim Jong-un prohibiera, por segundo día consecutivo, el acceso de surcoreanos al recinto.
Un total de 123 empresas de Corea del Sur acumulan beneficios en Kaesong al fabricar productos con la extremadamente barata mano de obra de unos 54.000 obreros de Corea del Norte, cuyo Gobierno obtiene una importante fuente de divisas que da un alivio parcial a su maltrecha economía.
No obstante, bajo el argumento de que «solo aporta beneficios a Corea del Sur» Pyongyang amenazó hoy con cerrar el complejo y retirar a sus trabajadores del parque industrial, en dos advertencias separadas de su agencia estatal KCNA y su portal de propaganda Uriminzokkiri.
En el plano económico, tras un mes formulando todo tipo de amenazas en una inusualmente intensa y prolongada ofensiva retórica, Corea del Norte ha comenzado a generar un preocupante impacto sobre el mercado de valores surcoreano.
El Kospi, principal indicador de la Bolsa de Seúl, firmó su peor cierre diario desde comienzos de 2013 al perder un 1,19 por ciento, en lo que los analistas consideran la resaca de los riesgos geopolíticos planteados por el país vecino.
De cara a los próximos días algunos expertos creen que Corea del Norte intensificará sus amenazas tras el anunciado refuerzo defensivo de EEUU en el Pacífico, que se une a las maniobras con fuego real que Seúl y Washington mantienen en territorio surcoreano hasta finales de abril.
Mientras, otras voces en Corea del Sur pronostican que el régimen de Kim Jong-un relajará pronto su tono para dar paso a una fase de diálogo en la que, una vez demostrada su capacidad de intimidación, buscaría partir con ventaja a la hora de lograr concesiones de sus «enemigos».
Atahualpa Amerise/Seúl, 4 abr (EFE).-