Las devastadoras y continuas inundaciones provocadas por las lluvias en el sur de Brasil están obligando a parte del medio millón de residentes desplazados a considerar mudarse de las zonas inundadas a terrenos más altos.
Dos semanas después del inicio de las lluvias torrenciales, el río Guaíba, que pasa por la capital del estado, Porto Alegre, está volviendo a crecer, habiendo superado su nivel más alto de todos los tiempos.
En el estado de Rio Grande do Sul, las calles de decenas de localidades se han convertido en ríos de lento caudal. Sólo en el área alrededor de Porto Alegre, donde cuatro ríos convergen para formar el río Guaíba, los investigadores estiman que se inundaron casi 3.800 kilómetros cuadrados (1.500 millas cuadradas).
Eso es más que la huella urbana del área metropolitana de Washington DC, que incluye 10 condados en dos estados adyacentes.
Con cientos de miles de familias huyendo de las inundaciones, el desastre, que ha matado al menos a 147 personas y 127 aún están desaparecidas, podría desencadenar uno de los mayores casos de migración climática en Brasil en la historia reciente.
La ubicación del sur de Brasil en la confluencia de corrientes tropicales y polares ha alimentado períodos de sequías y lluvias cada vez más intensas debido al cambio climático, según los científicos.
La devastación récord en Rio Grande do Sul sigue a las inundaciones de la segunda mitad del año pasado, que llevaron a muchas de las 538.000 personas ahora desplazadas de sus hogares a considerar adaptaciones más extremas.
El alcalde Mateus Trojan dijo que muchos de los 5.000 residentes de Muçum tendrán que reubicarse. Su oficina tiene previsto reconstruir el 40% de la ciudad en otros lugares.
Por su parte, el gobernador Eduardo Leite ha dicho que los cálculos iniciales muestran que Rio Grande do Sul necesitará al menos 19.000 millones de reales (3.700 millones de dólares) para reconstruirse tras el desastre. El gobierno federal ha ofrecido congelar 11.000 millones de reales en pagos de deuda durante tres años.
En las calles de Muçum y otras localidades cercanas, el lento retroceso de las aguas deja escenas desoladoras de muebles, ropa y electrodomésticos amontonados frente a las casas.
Los expertos medioambientales advierten que para algunas localidades del estado no hay otra alternativa que reubicar barrios enteros.
«Necesitamos alejar la infraestructura urbana de entornos de alto riesgo y devolver espacio a los ríos… para que ya no impacten a las ciudades con tanta magnitud», dijo el ecólogo Marcelo Dutra, profesor de la Universidad Federal de Río Grande.
«No podemos oponernos a la naturaleza. Tenemos que despertar a esta fuerza que nos dice que debemos adaptarnos y respetar la naturaleza», añadió.