Bogotá, 22 dic (EFE).- El Gobierno de Colombia dio hoy luz verde al uso medicinal de la marihuana, la medida más extendida entre los países que han decidido relajar las normas que restringen el cultivo de la planta de la que se obtiene, la Cannabis sativa o cáñamo.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien en 2010 reconoció públicamente que en su época de universitario en Estados Unidos fumó marihuana, firmó hoy un decreto que «busca aprovechar las bondades del cannabis para mejorar la vida de las personas».
«Permitir el uso medicinal del cannabis no va en contravía de nuestro compromiso internacional en materia de control de las drogas y mucho menos de nuestra política de lucha contra el narcotráfico», aseveró Santos.
Colombia es uno de los principales países productores de cocaína y también produce marihuana, como se conoce a los cogollos o flores femeninas del cáñamo, donde se concentran sus propiedades psicoactivas.
El decreto habilita la posibilidad de que se expidan licencias para la posesión de semillas de cannabis, así como para el establecimiento de cultivos de esta planta destinados a fines exclusivamente médicos y científicos.
Las opiniones de la comunidad científica sobre las propiedades terapéuticas de la marihuana están divididas, pero popularmente el cáñamo se ha utilizado desde tiempos inmemoriales para tratar algunas enfermedades y calmar dolores.
El arzobispo de la Ciudad de México, el cardenal Norberto Rivera, que sorprendió el pasado domingo al mostrarse a favor de usar la marihuana con fines terapéuticos, recordó que cuando era niño, cuando alguien tenía cansancio, le daban una friega de marihuana con alcohol y «nunca lo vio nadie como nada fuera de orden».
En Jamaica, un país donde el cannabis es considerado casi un símbolo nacional, desde abril pasado se permite cultivarlo y consumir marihuana siempre que sea con fines de investigación, medicinales o religiosos.
Hasta ahora el Gobierno de la isla caribeña ha emitido licencias para producir marihuana para fines medicinales a una empresa privada de capitales canadienses y a dos instituciones educativas locales.
El consumo medicinal de la marihuana es legal en una veintena de estados de EE.UU., incluido el Distrito de Columbia, donde se encuentra la capital federal (Washington), y en algunos de ellos también es legal con fines recreativos.
En Brasil, aunque la ley castiga tanto el cultivo como el consumo y la tenencia de marihuana, el Ministerio de Salud de Brasil publicó en abril pasado una resolución que facilita la importación de cinco medicamentos que contienen cannabidiol, un derivado de la marihuana usado para el tratamiento de enfermedades como la epilepsia.
Actualmente están en trámite parlamentario en Brasil tres proyectos de ley destinados a legalizar la marihuana, entre ellos una iniciativa popular respaldada por 20.000 firmas que pide que tenga reglamentación similar a las del tabaco y del alcohol.
La ley que regula en Uruguay la producción y la compraventa de cannabis fue aprobada en 2013 y la reglamentación de su uso para fines científicos y medicinales fue decretada en 2015.
A principios de octubre se adjudicó a dos empresas la licitación para cultivar el cannabis con fines recreativos, pero todavía no se han licitado las concesiones para uso medicinal.
En México a partir de enero se abrirá un debate nacional sobre el uso de la marihuana para todos los fines, pero por ahora los únicos mexicanos que pueden cultivar y consumir marihuana, con fines recreativos, sin arriesgarse a tener problemas con la ley son cuatro ciudadanos que presentaron un amparo con ese fin ante la Corte Suprema de Justicia, la cual aceptó el recurso.
También los padres de una niña mexicana de 8 años que sufre del síndrome Lennox-Gastaut, una forma de epilepsia que se caracteriza por convulsiones muy frecuentes y diversas, han recibido autorización de la justicia para tratarla con un medicamento a base de cannabidiol.
Chile es por ahora el único país de América Latina donde se ha recogido una cosecha legal de marihuana para «uso medicinal y uso académico», aunque es un proyecto acotado a la municipalidad de La Florida, en la capital chilena.
El objetivo de esa plantación es producir aceite de cannabis para el tratamiento de pacientes con cáncer.
Se calcula que más de 200.000 personas están usando en Chile marihuana como tratamiento a enfermedades como epilepsia, cáncer, depresiones, anorexia o artritis, entre muchas otras.
Por otro lado, desde hace más de un año está en discusión en el Congreso chileno un proyecto de ley para retirar la marihuana de la lista de drogas duras e incorporarla a la denominada zona dos.
En Costa Rica, donde el consumo de drogas no es un delito sino un problema de salud pública, se presentó en 2014 una iniciativa legal para permitir la investigación, producción y regulación del cannabis para uso medicinal,
El proyecto establece que solamente las personas que cuenten con prescripción médica podrán acceder a las medicinas y que para adquirirlas en los dispensarios, creados exclusivamente para vender dichos productos, necesitarán de un carné.
Actualmente no existe prohibición para que se registren y comercialicen medicamentos, alimentos y cosméticos a base de cannabis, y su consumo.
En Paraguay, principal país productor de marihuana de Suramérica, no hay planes para despenalizar esa droga en el país ni tampoco para usar la planta con fines medicinales.
«Para mí, es la primera puerta de contacto con estupefacientes. Se comienza en la marihuana y creo que es la puerta de entrada para las otras drogas», dijo el presidente paraguayo, Horacio Cartes.
Argentina también es prohibicionista, como Bolivia, Nicaragua, El Salvador y Guatemala, entre otros países.