Colombia ha logrado certificar su café en buena parte de las regiones productoras tras analizar en profundidad sus propiedades bioquímicas, tarea que le ha permitido reafirmar la calidad de su grano como uno de los mejores del mundo.
Esto ha sido posible gracias al trabajo conjunto de la Federación Nacional de Cafeteros, el Centro Nacional de Investigación del Café (Cenicafé) y Almacafé, sociedad encargada de la operación logística que comprende almacenamiento, aduana, distribución y embalaje.
Y para ello se ha utilizado un instrumento denominado «Espectroscopio Infrarrojo Cercano», una especie de escáner por el que se obtiene una huella dactilar del grano que contiene la suma de todas sus propiedades.
Los investigadores han logrado así «analizar el grano sin destruir la muestra», afirmó a Colombia.inn, agencia operada por Efe, Néstor Pérez, químico analista de calidades de Almacafé.
Regiones como Cauca, Huila y Nariño, en el suroeste del país, ya han obtenido la certificación de origen regional; y actualmente trabajan con el café del departamento Santander, en el noreste de Colombia.
Esos análisis distinguen aspectos como cambios de la composición química del grano dependiendo de la región productora, que se observan cuando la muestra pasa por el escáner.
La huella dactilar o espectral se obtiene por medio de la toma de siete fotografías de una muestra de café en grano compuesta por 100 gramos del producto.
Y ese espectro contiene información sobre el clima, temperatura, humedad relativa y brillo solar bajo los cuales el café ha sido cultivado, explicó a Colombia.inn, Uber Posada, investigador de Cenicafé.
Esta tecnología, aplicada previamente en otros países a productos como cereales y lácteos, llegó a Colombia cuando la Federación Nacional de Cafeteros se interesó en obtener información cuantitativa «que permitiera un mejor análisis» de los datos y «de la interpretación de los resultados», explicó Posada.
En 2006 el dispositivo empezó a ser aplicado a muestras de café de consumo nacional y en 2009 se usó por primera vez, de manera experimental, con el fin de definir cuál es el grano apto para la exportación.
Como resultado, desde el año pasado, todo el café de exportación se examina en Colombia a través de dispositivos de este tipo instalados en los puertos de Santa Marta y Cartagena, en el Caribe, y Buenaventura, en el Pacífico, las puertas de salida del producto al resto del mundo.
Antes, el café colombiano era certificado únicamente por catadores especializados o baristas, quienes daban el visto bueno a un producto libre de defectos, no reposado, sin fermentos, ni presencia de químicos externos y con un bajo índice de pasillas o granos defectuosos.
El espectroscopio se ha convertido de esta manera en «una herramienta de apoyo» para los catadores, «porque a veces los volúmenes de exportación son altos», afirmó Pérez.
El analista de calidades de Almacafé afirmó que Colombia es el primer país, seguido de Brasil, en obtener resultados cuantitativos en este campo y disponer de una base de datos con las características que permiten determinar las cualidades del café.
Del almacenamiento de esta información se encargan Cenicafé y Almacafé, que trabajan actualmente en la clasificación por origen regional.
Colombia es un país tradicionalmente productor de café, aunque en los última década ha visto cómo otras naciones le han tomado la delantera; por eso trabaja en la certificación para mantener el nivel de calidad que siempre le caracterizó y así garantizar sus exportaciones.
La Organización Internacional del Café (OIC) estima que la producción cafetera global este año será de 144,5 millones de sacos, de los que diez millones serán de grano cultivado en Colombia, el cuarto productor mundial por detrás de Brasil, Vietnam e Indonesia.
Bogotá, 8 nov (EFE).-