En el último momento parecía que los tres puntos se quedaban en Colombia gracias a Yerry Mina… pero, lamentablemente, las cosas no fueron así. Un partido envuelto por angustia, drama, esperanza, discusiones, baile en falso, polémica, rabia, reclamos arl árbitro y desánimo.
El VAR fue el encargado de la montaña rusa de emociones, primero felicidad cuando anuló el penalti que pitaron en contra de Colombia por fuera de lugar detectado por el videoarbitraje, y luego de tristeza cuando anuló el agónico tanto de Mina por una mano del defensor.
Nada qué hacer. Fueron frustrantes y desalentadoras las decisiones del juez central peruano Diego Haro en esas dos situaciones controversiales que estallaron el fastidio de la hinchada y un caos en la cancha en el que hubo reclamos, conatos de bronca, empujones y encontrones entre los integrantes de ambos equipos. El cuerpo arbitral quedó en medio de las airadas protestas de parte y parte.
Habría que analizar y detallar bien el agarrón en el área contra Falcao, minutos antes del ‘gol pasajero’ de Mina, aunque parece que la infracción es mutua con el zaguero.
Además, en lo que resultó muy complaciente el árbitro fue en la pérdida deliberada de tiempo de los ecuatorianos. El equipo, supuestamente, se vio cubierto por calambres cada dos minutos, demoras en los saques de meta, de banda, todo lo que significaba reanudar el compromiso era en stop motion.
El primer tiempo terminó lleno de preocupaciones e intentos fallidos por querer quitarse de encima la presión e intensidad de Ecuador.
La ubicación de Juan Guillermo Cuadrado no bastó para brindarle una salida limpia y serena al equipo.
En Colombia habían demasiados imprecisiones y escasa asertividad para servir de apoyo a quienes tenían el balón. Matheus Uribe trataba de asumir ese rol, pero sin la claridad y exactitud necesarias.
Los cafeteros estaban demasiado acelerados, ansiosos, confusos, enredados y sin poder llegar con solvencia a la zona posterior del visitante.
Los amagues esporádicos de Quintero no alcanzaban para lograr un gol; Zapata permanecía estacionado sin ofrecer diagonales ni nada inquietante; y Santos Borré estaba huérfano en su causa.
Desteñida, con más acción en el área de Ospina, que salvó ante un cabezazo de Estrada (la más clara de Ecuador), ‘la Amarilla’ cerró el telón del periodo inicial.
En el segundo periodo, Ecuador no se cayó a pesar de la gran humedad. Supo derrochar tiempo y pausar constantemente el juego.
