China, que aplica una severa política de «tolerancia cero» contra la covid-19, ha registrado en los últimos meses oleadas de rebrotes atribuidas a la variante ómicron, que han provocado cifras récord de contagios no vistas desde el inicio de la pandemia en 2020.
Pekín, la capital china, decidió este lunes 21 de noviembre suspender las clases presenciales en colegios y guarderías tras reportar el domingo dos muertes y cerca de mil nuevos contagios.
Igualmente cientos de restaurantes en Pekín, sobre todo en el distrito de negocios de Chaoyang, cerraron temporalmente o sirvieron solo pedidos para llevar.
Además, las autoridades han pedido que los ciudadanos vuelvan al teletrabajo siempre y cuando sea posible.
Se mantienen los requisitos de mostrar en una aplicación del teléfono móvil una prueba negativa PCR realizada en las 24 horas previas para acceder a lugares públicos como supermercados, museos, parques o centros comerciales.
Aunque un número indeterminado de edificios en Pekín permanecen bajo confinamiento por haberse detectado un caso de covid en su interior, la capital china ha evitado por el momento decretar un confinamiento a gran escala, pese a que sus cifras de contagios diarios son similares a las que registraron ciudades que impusieron cierres generalizados a lo largo de los últimos dos años.
El número total de contagiados activos con síntomas en la China continental asciende a 23.296, 110 de los cuales se encuentran graves.
Según las cuentas de la institución, desde el inicio de la pandemia se infectaron 290.787 personas en el país y 5.231 fallecieron, aunque la cifra total de infectados excluye a los asintomáticos.