Bagdad, 23 jun (EFE).- El portavoz del Ejército iraquí, Qasem Ata, denunció hoy que cientos de soldados y civiles han sido ejecutados por los insurgentes suníes por motivos sectarios desde el comienzo de la ofensiva hace dos semanas.
En una rueda de prensa, Ata señaló que los extremistas degollaron y ahorcaron a esas víctimas, cuyos cuerpos fueron mutilados en ocasiones, en las provincias de Saladino, Nínive, Kirkuk y Diyala.
El responsable castrense pidió a la ONU y a la Presidencia y al Gobierno iraquí que «intervengan para condenar e informar sobre estas masacres que deben ser llevadas antes los tribunales internacionales porque son crímenes contra la Humanidad».
«Todos son blancos de las bandas criminales del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL): suníes, chiíes, cristianos, kurdos, turcomanos», agregó el portavoz.
En diversos foros yihadistas han sido publicadas fotografías de ejecuciones sumarias supuestamente perpetradas en Irak, cuya autenticidad no ha podido ser verificada.
Sobre algunas de las zonas donde se libran duros combates, Ata negó que la estratégica localidad de Tel Afar (Nínive) haya caído en manos de los insurgentes, aunque reconoció que es blanco de un fuerte ataque.
Los insurgentes suníes, liderados por el EIIL, dominan amplias zonas del norte y el oeste de Irak y se han hecho con el control de varios pasos fronterizos con Siria y Jordania.
En el marco de esta escalada de la violencia, al menos 71 presos murieron hoy al asaltar hombres armados el convoy en el que eran trasladados en la provincia de Babel, unos 110 kilómetros al sur de Bagdad.
En este incidente, cuyas causas son confusas, perecieron además dos policías y cinco atacantes, según informaron a Efe fuentes de seguridad.
Esa masacre coincide con la llegada a Bagdad del secretario de Estado estadounidense, John Kerry, quien efectúa una visita sorpresa para analizar el conflicto con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, y otros responsables del país.
Bagdad ha pedido a EEUU que lance bombardeos aéreos contra los insurgentes, pero hasta el momento Washington se ha limitado a desplegar a 300 asesores militares, insistiendo en que esto no supone reiniciar sus operaciones de combate en Irak y que la solución al problema no pasa por una vía exclusivamente militar.