El actor estadounidense Chris Pratt se ha convertido en uno de los personajes más de moda en Hollywood con su aparición en películas como «Guardians of the Galaxy» y ahora «The Magnificent Seven», que se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF).
Pratt se ha ganado el aplauso de la crítica desde su aparición como secundario en la serie de televisión «Parks and Recreation».
El actor también es conocido por sus vaivenes físicos, ha ganado y perdido más de 30 kilos para interpretar papeles en «Delivery Man» o «Zero Dark Thirty», una muestra de su compromiso y disciplina con la profesión.
Pero a Pratt también se le conoce en Hollywood como uno de los tipos más agradables de la profesión.
Así lo han señalado recientemente el director de «The Magnificent Seven», Antoine Fuqua, y su compañero de reparto, Denzel Washington.
Durante una entrevista con Efe, Pratt se ríe inicialmente cuando se le pregunta si se considera una buena persona pero rápidamente su semblante se tensa para responder con seriedad, buscando las palabras adecuadas.
«Para algunas personas no es importante que otros piensen que son unos pendejos. A algunas personas no les importa. A mí me suele importar si alguien piensa que soy un pendejo», declara Pratt en una habitación del hotel Four Seasons de Toronto.
«Estaría desolado si alguien pensase que soy un pendejo. Así es como me criaron. Siempre fue importante para mí», continuó.
«En parte fue algo intuitivo porque cuando entré en este negocio como un joven, vi cómo cambiaba a la gente, cómo el dinero y el poder y la fama pueden transformar buena gente en malas personas», explica.
«No estoy diciendo que no me va a pasar. Espero realmente que no me pase. Espero que pueda decir que todavía no me ha pasado. Es importante para mi tener los pies en el suelo, recordar de dónde vengo y ser una buena persona para otros», continua.
Para Pratt, la familia es especialmente importante. Atribuye a sus padres, junto a otras figuras de autoridad de su adolescencia, el quién es hoy. Y su refugio entre película y película es la familia que ha formado con su esposa, la actriz Anna Faris, y su hijo Jack, de cuatro años de edad.
Pratt ha definido a su padre, Dan Pratt, quien murió en 2014 de esclerosis múltiple y que trabajó primero como minero y posteriormente como capataz, como un «padre de la vieja escuela».
Su madre, Kathleen Louise, trabajó en un supermercado. Pratt creció en una pequeña comunidad del estado de Washington, trabajó vendiendo entradas y como «stripper», y durante un breve periodo vivió como «homeless» en Hawai.
«No puedo evitar ser quien soy y casi todo se lo debo a mis padres, que me educaron de la forma apropiada. Con disciplina. Haciendo que respetase la autoridad y a ellos», explica.
«Hay muchas cosas que me apasionan y me gusta hacer, incluso más que actuar. Esas cosas me mantienen con los pies en el suelo. Todo está relacionado con la naturaleza, ya sea cazando o pescando o caminatas por el bosque. Me encanta la naturaleza y amo a mi familia», reflexiona.
«Mi trabajo es algo que hago simplemente para financiar las cosas que me apasionan».
Precisamente la oferta de participar en «The Magnificent Seven» le llegó cuando estaba en un bosque, sin cobertura de teléfono, con un grupo de amigos cazando ciervos.
«Estaba escuchando uno de esos libros en audio, ‘Lonesome Dove’ de Larry McMurtry (una novela sobre el Oeste), y días después, cuando volví a tener cobertura, tenía una serie de mensajes, incluida una oferta para ‘The Magnificent Seven’. Fue una señal», explicó.
Así que no lo pensó mucho, rechazó otras dos ofertas de trabajo que tenía sobre la mesa y se embarcó en su primera película del Oeste.
Uno de sus próximos trabajos es el rodaje de «Jurassic World 2» que será dirigida por el director español J. A. Bayona.
«Nunca he estado en España. He estado en diferentes partes de México. Nunca en Suramérica. Pero estoy muriéndome por ir. No he tenido la oportunidad de ir a España todavía», declaró.
«Voy a trabajar en Jurassic World con un director español fantástico (Bayona), espero que me dé buenos consejos», terminó señalando.
Por Julio César Rivas