La ministra de Desarrollo Internacional de Canadá, Karina Gould, aseguró que teme que la crisis económica y la inestabilidad causadas por la COVID-19 en los países en desarrollo provoquen conflictos, a la vez que calificó como «segunda pandemia» el aumento de la violencia contra las mujeres y niñas.
Gould, que antes de ser ministra del gabinete del primer ministro, Justin Trudeau, trabajó durante un año como voluntaria en un orfanato de Puebla (México), explicó en una entrevista con Efe que el Gobierno de Canadá ha destinado 1.500 millones de dólares canadienses (1.115 millones de dólares estadounidenses) para ayudas a los países en desarrollo más afectados por la pandemia.
De esta cifra, dos terceras partes han sido asignadas al Fondo Monetario Internacional (FMI) para ayudas a los países que más sufren la crisis económica. El resto es para ayuda humanitaria, desde recursos sanitarios y para el desarrollo y distribución de una vacuna contra la COVID-19, hasta recursos para garantizar la seguridad alimentaria.
Cooperación para una vacuna asequible
En este sentido, Gould dijo que un grupo de países, entre los que no incluyó a Estados Unidos, están trabajando para que la futura vacuna contra la pandemia sea asequible y se distribuya de forma justa en todo el mundo.
«Los líderes de la Unión Europea, Canadá, Japón y otros países están muy comprometidos para que haya una vacuna distribuida de una forma equitativa. Eso es súper importante. La estrategia es que cuando haya una vacuna, tenemos que asegurar que llega a todos. No puede ser sólo para los países de mayores ingresos. Tiene que ser por todo el mundo», dijo.
La ministra canadiense dijo que una de sus principales preocupaciones surgida a raíz de la extensión de la pandemia es el cierre de las fronteras.
«Nos preocupa bastante, y he tenido bastantes conversaciones con la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el cierre de las fronteras porque las personas que quieren volver a sus países de orige, están atrapados», dijo.
Preocupación por la migración
«Por ejemplo, en la región es lo que estamos escuchando de los migrantes venezolanos que estaban en Colombia, Ecuador o Brasil. Con el cierre de las economías, esos migrantes no tienen ingresos y están tratando de regresar a Venezuela porque no tenían oportunidades», explicó.
«Me preocupa la crisis económica y la inestabilidad que eso crea en países que ya son vulnerables y pueden provocar conflictos. Y esto podría generar una inmigración más fuerte», continuó.
Gould también se refirió al aumento de la violencia doméstica, especialmente contra mujeres y niños, que se está viviendo en todo el mundo a consecuencia de las medidas de confinamiento social y económico.
«Es una segunda pandemia. Gente que estaba viviendo en situaciones de peligro ya no tienen los escapes del trabajo ni de la escuela. Tenemos que entender también que para muchos niños y niñas, la escuela es un lugar seguro que les aleja de la violencia doméstica», dijo.
La crisis puede generar violencia
«A eso se agrega la crisis económica. Y en un contexto de bajos ingresos, eso aumenta el estrés, las posibilidades de violencia y que no haya tantos programas y servicios de protección. Es más complicado proteger a mujeres y niños en estos tiempos», continuó.
Aunque el Gobierno de Trudeau ha sido criticado en el país por destinar centenares de millones de dólares a aliviar los efectos de la pandemia en el extranjero, Gould dijo que «necesitamos hacer más».
«La crisis en los países en desarrollo va a ser mayor y más dura que en los países industrializados. Y los gobiernos no tienen la flexibilidad fiscal para apoyar a sus ciudadanos para que se queden en sus casas como (tienen) el de Canadá o los países europeos» argumentó..
«En muchos países, tras semanas de confinamiento, la población necesita trabajar para dar de comer a sus familias. Ya estamos viendo el impacto diferenciado en esos países, el impacto que tiene sobre la gente más pobre y vulnerable», continuó.
«Nuestro gobierno entiende que la respuesta doméstica de Canadá tiene que incluir una respuesta global porque es una crisis global. Canadá no puede vivir aislada el resto durante la crisis. Para asegurar la salud de los canadienses hay que asegurar la salud de todos en este mundo», terminó señalando.